martes, 4 de junio de 2013

Tres actitudes...

... que no te llevarán a ningún sitio.

1. MONTAR POLLOS (pero tragar)

Mira que me da rabia la gente que monta pollos, es pesada y además ineficaz. Montar un pollo nunca, NUNCA, lleva a ningún sitio... excepto a hacerte quedar como un imbécil y a que parezca que no tienes razón. Cuando dos personas tienen un conflicto, los espectadores suelen dar la razón sistemáticamente al que se calla, alegando aquello de "ha quedado como un señor". Incluso si la persona a la que insultas te ha estado violando durante toda tu infancia, la gente sólo dirá que tú eres una verdulera...
Mi primer novio nunca montaba pollos, yo era quien llevaba esa parte de la relación. El caso es que todo el mundo pensaba que yo era una arpía y él un calzonazos. En lo primero tenían razón (prognato, antes de que lo diga usted lo digo yo) pero en lo segundo no podían estar más equivocados: Él nunca discutía, pero siempre hacía lo que se le ponía en los reales. Porque esa es otra gran verdad: el que monta el pollo siempre acaba haciendo lo que quiere el que se calla. No se sabe cómo sucede esto, pero es rigurosamente cierto.

2. AMENAZAR (sin cumplir)

Hay una peli de Bruce Willis (no recuerdo bien pero creo que se titula "Un mundo perfecto") en la que éste, que hace de sonao para variar, le dice a un fulano que le acusa de amenazarle: "No era una amenaza, era un aviso" ante las protestas del otro le vuelve a decir: "Mira, te voy explicar lo que es una amenaza"
le mira fijamente a los ojos y le dice muy serio "Dentro de un segundo te romperé la nariz" y acto seguido le suelta una  descomunal hostia en la cara y, efectivamente, le rompe la nariz. La cosa queda clara, eso es una amenaza.
Si no eres como el personaje de Bruce Willis y no vas a ser capaz de soltar la hostia, no amenaces. Si amenazas lo tienes que cumplir, por eso, antes de amenazar mide tus fuerzas y si no estás completamente seguro de ellas, no amenaces.
Porque sólo hay algo más humillante que agachar las orejas: agacharlas después de haber amenazado.

3.REPROCHAR

Esto sí que no, esta es probablemente la peor de las tres. Reprochar significa no haber perdonado, lo cual es lícito, pero si no has perdonado a alguien es mejor que te alejes de él. Lo que no puede ser es que sigas tratándole, que digas que le has perdonado, pero que a la primera de cambio salga el reproche a relucir. Al final acabas pasando de víctima a verdugo.
Otra variante de reprochar es echar en cara. Haces algo bueno por alguien (que generalmente no te ha pedido) y luego estás toda la vida tachándole de desagradecido a la primera que hace algo que no te gusta. Esto es feo porque deja en evidencia el carácter mercantilista de tu buena acción, no lo hiciste por que te apeteciera o por cariño, sino en espera de obtener algo a cambio, y eso, como he dicho, es feo.


Resumiendo: como decía mi abuela (sí, otra vez mi abuela):

LA MEJOR PALABRA ES LA QUE QUEDA POR DECIR