viernes, 31 de diciembre de 2010

Querido 2010

Mira, a pesar de que por ahí te están poniendo fino, yo te voy a llamar querido. Ya te marchas y nunca volverás, no tiene sentido discutir a estas alturas. Además, sólo eres un año, tú no has hecho nada, las cosas las hacemos nosotros, incluso a ti te hemos hecho nosotros. Es un poco absurdo, por tanto, echarte ahora los perros por lo que no nos ha gustado.
Es verdad que en tu reinado han pasado cosas chungas, se me ha muerto mi Saramago, joder, y eso duele. Pero yo ya no veo la muerte como algo negativo, precisamente gracias a él, y eso hace que duela un poco menos.
No has sido el año de la realización profesional, eso es indiscutible. No has sido el año del amor, eso es más indiscutible aun. No has estado mal en el sexo, también es verdad, pero de eso no se habla, o eso dicen.
Lo que sí has sido, y eso te lo tengo que reconocer, es el año de la amistad. Durante tu mandato he conocido personas horribles, es verdad, pero también, y me quedo con esto, maravillosas.
La amistad es lo más bello que puede tener el ser humano, y esto es algo que siempre creeré. Es la relación más hermosa de cuantas se pueden establecer entre individuos. No viene impuesta por un imperativo genético, no es esa esclavitud enajenante del amor sexual, no media en ella ningún interés que no sea el regocijo de que exista esa persona y de que tú te la hayas encontrado.
Soy rica en amigos, no porque tenga muchos sino porque los que tengo son maravillosos. Siendo como soy lo más alejado del color gris, he despertado y despierto muchas antipatías, algunas viscerales y aterradoras, pero, en compensación, quien me quiere me quiere a muerte. Eso es así.
Si hay algo que odio son ese tipo de expresiones como "yo me llevo bien con todo el mundo" "a mí es que nadie me cae mal". Las personas que dicen este tipo de cosas me sugieren una de estas dos posibilidades:
1. Mienten, lo cual quiere decir que son unos hipócritas redomados.
2. Dicen la verdad, lo cual quiere decir que las personas les dan lo mismo y tienen una nula capacidad de compromiso.
Ya lo dijo Cristo que no se puede servir a dos amos. Si intentas quedar bien con todo el mundo no puedes establecer verdaderos lazos.
Quizá esa es la razón de que mis amigos sean también personas fuertes, llenas de color y de pasión, personas libres que no temen lo que los demás puedan pensar de ellos.
En tu periodo, como te decía, querido 2010, he gozado profundamente de la amistad. De la nueva y de la de siempre. Ya conoces a mi vaca, seguramente el gran amor de mi vida. Mi vaca siempre ha estado ahí. Yo muchas veces bromeo diciendo que si no pudiera ir a mi cita con el psicólogo perfectamente podría mandarla a sustituirme. Lo sabe todo de mí. Y ya no hace falta ni que yo se lo cuente. A veces tengo ganas de matarla y muchas veces más ella tiene ganas de matarme a mí. Si discutimos estoy muy triste hasta que nos reconciliamos. Es mi vaca, puedo decirle tranquilamente que no me apetece levantarme del sofá, no tengo que quedar con ella por compromiso y me regaña si hago algo que no le parece bien.
Yo no me imagino ya la vida sin ella, y la imagen de la vejez que tengo en mi mente es paseando con mi vaca y que me diga con esos ojillos perversos y picaruelos que sólo ella sabe poner "¿Te acuerdas de cuando....?"
Otro gran amor de mi vida es mi Eufrasio. No se lo digo muy a menudo, pero todos los días me acuerdo de las cosas que ha hecho por mí. Eufrasio se fue hasta el aeropuerto de Moscú, cruzándose toda la ciudad a menos 20 grados para recogerme a las 7 de la mañana, porque estaba embarazada y no me quería dejar sola. Eufrasio me hacía la cena y me la traía a la cama cuando las náuseas no me dejaban levantarme. Eufrasio me ha consolado cada vez que mi amígdala ha hecho de las suyas. Ha sido bueno conmigo desde que me conoció y ahora lo es con mi hijo.
Durante tu reinado, querido 2010, ellos han seguido a mi lado y doy gracias por ello.
Pero no son los únicos por los que tengo que dar las gracias.
Tú, querido 2010, me has traído a Gon y Eva (y con ellos a las geniales locuelas), me has traído a mi linda Rosalinda, me has traído a Natalia y a Luismi, me has traído a ValenGreen, me has traído a la dulce Silvia y me has traído al mensajero más dicharachero.
Y lo que es más importante, muy al final, como broche de oro, me has traído de vuelta una cosa que ya no esperaba recuperar: me has traído a Lorenita, la cuentista de Hamelin.
Que te vaya bien, querido 2010, te guardaremos en las fotos, las hemerotecas y el corazón.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Cosas que he aprendido en los libros...

...que detrás de una mentira comprensible se esconde una verdad incomprensible.
...que todas las familias felices son iguales, en cambio las desgraciadas lo son cada una a su manera.
...que el infierno son los otros.
...que la guerra siempre la hacen los ricos contra los pobres para poder seguir abusando de ellos.
...que toda la vida es sueño.
...que los cuerpos se atraen con una fuerza directamente proporcional al producto de sus masas.
...que el crepúsculo de la desaparición lo baña todo con la luz dorada de la nostalgia.
...que la desazón que causa el amor sólo se cura en la cama.
...que Napoleón sucumbió en Waterloo.
...que poderoso caballero es don Dinero.
...que uno puede contar su vida en el momento que quiera y no tiene por qué empezar por el principio.
...que las mujeres piensan con claridad hasta el sexo y los hombres empiezan a pensar con claridad después del sexo por culpa de la oxitocina y la testosterona respectivamente.
...que la vida es una equivocación.
...que todos los hombres son iguales, pero algunos más iguales que otros.
...que mientras haya en el mundo primavera habrá poesía.
Y entonces salimos y contemplamos las estrellas.

martes, 28 de diciembre de 2010

Amores de película

La culpa de todo la tienen las películas. Como os lo digo. ¿La culpa de qué? De todo, ya os lo he dicho. De nuestra desastrosa vida sentimental. Y es que claro, crecimos viendo esas historias de amor en las películas, nos creímos que las cosas eran como nos las pintaban y luego nos llevamos el varapalo al ver la cruda realidad. Y cuidadito que éste no es un post anti-hombre, que conste, que el chasco nos lo llevamos todos por igual, vamos a ser justos. Las personas humanas semos asín, entramos metiendo tripa y cuando pensamos que ya tenemos la rata metida en la lata nos quitamos el corsé...
Analicemos algunos de esos momentos estelares de amores de película y cómo habrían sido en el mundo real.

Top Gun, gran película de nuestros años mozos. Hubo un tiempo en el que Tom Cruisse era un tío guay y no un enajenado comeplacentas. De hecho tendría que dedicarle un blog entero a él solito. Meg Ryan, otra que tal canta, le grita a su chico desde la otra esquina del bar "Eh potro mío llévame a la cama o piérdeme para siempre", y entonces él se enamora aun más de ella y le echa el polvazo de su vida. Vamos a ver, si tú le gritas eso a un tío delante de sus amigos puede que te dé lo tuyo y lo de tu prima, eso no lo niego, pero nunca te considerará nada más que una golfa que llevarse al catre de vez en cuando, y desde luego nunca te presentará a nadie que le importe mínimamente.

Oficial y caballero, otro momentazo, después de estar toda la película usándola para descargar la huevera, Richard Gere (gran hortera y mejor persona) se presenta en el curro de Debra Winger y se la lleva de allí en brazos mientras la compañera más puta y mala de toda la fábrica (la cual se ha quedado sola por mala remala) le grita aplaudiendo "¡te lo mereceeees!". Vamos a ver, que esto tiene enjundia. Alguien que te ha estado usando para meter no va a cambiar de opinión y se va a casar contigo, si no ha querido nada serio al principio ¿por qué va a quererlo después de tres meses de sexo gratis y sin complicaciones?. Y aun en el caso remoto de que se enamorase de ti lo que JAMÁS ocurrirá será que se presente en tu curro y te saque en brazos. Lo que en realidad sucedería sería esto: después de divertirse en la cama contigo va y se casa con una mosquita muerta que sólo le deja hacerle el amor cada dos semanas y después de suplicarlo mucho, encima te echan del curro y le renuevan el contrato a la puta mala (que además es una inepta) y se ríe de ti mientras tú te piras, por tu propio pie, por supuesto.


Y ¿qué decir de Dirty Dancing? ¿De verdad algún hombre se presenta ante tus padres y, cogiéndote de la mano, dice aquello de "No permitiré que nadie te arrincone"? Y luego además se pega un pedazo de baile contigo, que, dicho sea de paso, has aprendido a bailar de puta madre en cuatro ratos y a escondidas.

Otra cosa que pasa en las películas y que yo todavía no he visto en el mundo real es que cuando la gente sufre un desengaño amoroso siempre conoce a alguien mejor inmediatamente. Es así. El novio te deja y se pira con tu abuela, tú, llorosa y desesperada te diriges a tu curro donde, casualmente, hay un nuevo compañero. Y ese compañero no es un compañero cualquiera, no, es un super bombonazo que, además de estar para plancharle las camisas y tener tres doctorados, te fornica encima de la fotocopiadora (ay la fornicación, qué perrilla, por aquí asoma) tan magistralmente que te deja dos semanas con los ojos en blanco. A las dos semanas (cuando tus ojos han vuelto a su posición normal) te pide matrimonio rodilla en tierra y con un anillo de Tiffany's. Pero no acaba ahí la cosa, no. El día de tu boda, mientras tú desfilas hacia el altar enfundada en un Rosa Clará y absolutamente maravillosa aparece tu ex, arrastrándose sobre los muñones y con el cuerpo cubierto de pústulas, suplicando que vuelvas con él mientras se arranca los pocos pelos que le quedan (se los arranca con los pies, por supuesto, porque ya hemos dicho que tiene muñones).
En la vida real cuando te dejan, con suerte, aparecen los colegas de toda la vida y te sacan de marcha. Tú les amargas la noche hablando sin parar de tu ex, no sólo a ellos sino al camarero, a la del ropero, y a todo el que se te acerca. Al final acabas más pedo que Alfredo masturbándote por enésima vez en su honor (en el de tu ex, no en el de Alfredo). Y todo esto en el mejor de los casos y si tus amigos han sido buenos amigos y te han confiscado el teléfono móvil, claro, porque si no enviarás un desesperado mensaje del tipo "Vuelve, vuelve, vuelve, que me voy a morir". Mensaje que él/ella verá al día siguiente, huelga decir, porque a esas horas está trinchándose a alguien más prieto que tú.

Pero la que más engaña de todas, la peli más puta y traicionera, sin duda, es Titanic. Leonardo di Caprio le salva la vida a Kate, se la lleva de fiesta, le echa un polvo místico-cósmico y luego, para rematar la faena, tiene la delicadeza de ahogarse antes de convertirse en un novio pesado, gordo, calvo y que eructa viendo el fútbol. No me jodas, por favor, ese detalle no lo tiene nadie.

Ya lo decía mi abuela: "Hija, el amor siempre acaba mal: o te deja o se casa contigo"

lunes, 27 de diciembre de 2010

Fornicación

Le he prometido al tocayo de mi futura hija, que a su vez fue hijo mío en otra vida, que escribiría un post sobre la fornicación. Bueno, a decir verdad no se lo he prometido y justo es decir que el chico tampoco me lo ha pedido, pero me nombró esta preciosa palabra cargada de sonoridad y yo le dije que escribiría sobre ella. Y así lo estoy haciendo.
El tocayo de mi futura hija, que a su vez fue hijo mío en otra vida, es un personaje reciente en mi vida (en esta vida, obviamente, porque ya he dicho que fue mi hijo en otra), supongo que por eso no es capaz de comprender la magnitud de mi cariño por él. Y es que el chico, por mucho que se resista a admitirlo, es un poquito cuadriculado y piensa que el cariño y el tiempo son directamente proporcionales, cuando eso, como todo ser con mente novelesca sabe, no es así.
El tocayo de mi futura hija, que a su vez fue hijo mío en otra vida, es bastante mono, con moflos suaves y tentadores, moflos de esos para plantar besos sonoros y contundentes, y una sonrisa que te pone de buen humor instantáneamente.
No es un novio, ni un amante, ni siquiera un amigo, es lo que es. ¿Y qué es? Pues las verdades son dos: que no lo sé y que no me importa.
Yo hubiera podido enamorarme locamente de él si le hubiera conocido cuando él tenía veinte años y yo veinticuatro y yo llevaba el pelo corto y él largo. Largo, liso y negro. Y estoy segura de que le querré mucho dentro de un tiempo, sigamos tratándonos o no. Así que supongo que ahora es una mezcla de esas dos cosas: el enamoramiento que pudo haber sido y el cariño que será. Yo tengo la suerte de tener un corazón diacrónico y no sincrónico: puedo querer a las personas por lo que han sido o lo que serán, no sólo por lo que son.
Vaya, yo había dicho que iba a escribir sobre la fornicación, pero esto es lo que pasa con lo que uno escribe: que, al igual que la vida, y aunque el tocayo de mi futura hija, que a su vez fue hijo mío en otra vida, no lo crea, siempre va por donde quiere y nunca por donde quieres tú que vaya.
Supongo que cuando quiera hablar de otra cosa saldrá la fornicación, pero lo hará cuando ella quiera, no cuando quiera yo.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Las pestañas postizas, el caníbal y mi ansiedad

Últimamente he estado recordando el documental sobre aquel alemán que se comió a un ingeniero. Con mi tendencia a hacer bromas sobre las cosas que me asustan yo suelo decir jocosamente: "Qué tío, es mi ídolo, se comió a un ingeniero, dedicaré mi vida a emularle". No deja de tener su gracia si lo piensas. Además, que yo me he encontrado ingenieros bastante comestibles.... pero no nos dispersemos
El caso es que desde que tuve conocimiento de este hecho, hace ya algunos años, me he sentido muy impresionada por él. No tanto por el comedor, sino por el comido. Porque, y lo digo por si queda alguien que no conozca la historia, no fue el caníbal quien buscaba una víctima sino la víctima quien buscaba un caníbal que estuviese dispuesto a comérselo vivo. Era eso lo más aterrador: ¿qué puede hacer que una persona quiera ser comida viva?


Lo admito, durante un tiempo no podía dejar de pensar en ello. Sé que el masoquismo es tan viejo como el hombre, que hay muchos casos, pero que tu fantasía gire en torno de tu propio martirio me parece espeluznante, esa es la verdad.


Según el documental, este hombre (el comido) había soportado una infancia durísima: su madre, víctima de una grave depresión, se había suicidado cuando el contaba siete años. Su padre le ignoró a partir de entonces, provocando así que el pequeño desarrollase la idea de que la muerte de su madre había sido culpa suya. Esta idea le llevó al convencimiento de que no merecía ningún amor, es más, de que merecía el peor de los castigos. En su pequeño cerebro de siete años había germinado la firme creencia de que su madre había perdido la vida por él y, por tanto, la única forma de compensar tamaño crimen era ofrecer su propia vida.

La cosa, sin embargo, no acababa ahí. No bastaba con ofrecer su propia vida (en ese caso se hubiera suicidado, sin más). Su muerte debía ser su gran obra, el momento más importante y trascendente de su vida. No podía ser algo rápido y sencillo. Quería que ese momento durase, quería experimentarlo al máximo. Para él, quitarle la vida con martirio era un acto de amor, y sólo el hombre que lo amase verdaderamente sería capaz de hacerlo.
Un recuerdo muy marcado que tengo de mi infancia es el de las pestañas postizas de mi madre. Mi madre era bailarina y, antes de irse a actuar, se maquillaba y peinaba para escena y se metía conmigo en la cama para dormirme. Yo sabía que algo no encajaba y, mientras le tiraba a mi madre de las pestañas con mis pequeños deditos, le preguntaba: "¿Por qué te pones pestañas postizas para dormir?" , y ella me contestaba: "Porque me gusta dormir guapa". Yo no me lo creía, claro, porque era pequeña, no idiota (como solemos pensar que son los niños cuando no hay nada más lejos de la realidad) y le decía: "Es mentira, te vas a ir". Yo sabía que cuando me durmiese ella se iría y eso me traumatizó de tal manera que toda mi vida he tenido problemas para conciliar el sueño, además de un miedo enfermizo al abandono.
Esto lo escribo aquí porque sé que mi madre nunca lo leerá, no quisiera que se sintiese mal porque no hizo nada malo. Al contrario. Ella se iba a trabajar y sólo quería dejarme dormida para que no notase su ausencia.
Tampoco el padre del ingeniero alemán hizo nada malo. Seguramente él mismo se sentía culpable por el suicidio de su esposa y se replegó en sí mismo, incapaz de prestar atención a su pequeño hijo.
El problema no es lo que las cosas realmente son, sino cómo las percibimos. El problema no era que mi madre me abandonase (algo que nunca hizo ni tuvo intención de hacer), el problema era que yo así lo creía.
Recientemente he visto Origen, de Christopher Nolan. Además de parecerme una obra maestra cinematográficamente hablando, me ha impactado el mensaje de la película, que es totalmente ilustrativo de lo que estoy intentando decir: Una idea debidamente implantada en el cerebro de un hombre es el virus más letal que existe.
Mi miedo al abandono, mi ansiedad ante el miedo a ser abandonada, está implantado en mi cerebro desde que tengo tres años. Todas las pruebas racionales del mundo no conseguirán eliminarlo de ahí. Encuentro esa ansiedad ante el abandono de personas que no me interesan lo más mínimo. Personas que me son indiferentes. Personas que si me pidieran estar conmigo yo rechazaría. Pero la sola sospecha de que si me duermo me abandonarán hace que la ansiedad se apodere de mí. No son ellas las que me están abandonando, siempre es mi madre.
Cada sonrisa, cada beso, cada flirteo no son más que eso para mi cerebro racional.
Pero mi primitivo cerebro reptiliano no deja de preguntar "¿Por qué te pones pestañas postizas para dormir?"

viernes, 3 de diciembre de 2010

Olvido

Hay una película de Jim Carrey (no es una comedia) cuyo título original es "Eternal sunshine of the spotless mind" ("Eterno resplandor de una mente sin recuerdos"). En España la titularon "Olvídate de mí", y en Alemania"Vergisse mich nicht" ("No te olvides de mí"). Esta diferencia es mucho más significativa de lo que pueda parecer a priori. Pero esa es otra historia.

En esta película (atención atención, aviso a navegantes, quien no la haya visto y la quiera ver que deje de leer) existe una clínica donde te borran de la mente el recuerdo que tú elijas. Desde que la vi estoy ahorrando para cuando abran una aquí en Madrid.

Yo siempre he soñado con la amputación de los recuerdos.

Esta buena memoria que Dios/la naturaleza/la genética me ha dado estaba muy bien en el cole para aprobar exámenes de un día para otro, pero para vivir es una puta mierda (para qué nos vamos a andar con eufemismos). Especialmente si está combinada con una nostalgia enfermiza, como es mi caso.

Borrar el disco duro, como si fueras un ordenador, sería maravilloso. Y empezar de nuevo. Sería como un suicidio con billete de vuelta. El sueño de mi vida.

Podrán argumentar en mi contra, y es una buena argumentación, que al borrar el disco duro se borran también los buenos recuerdos, pero cuando el balance es negativo creo que merece la pena. Si para conservar un buen recuerdo hay que soportar cincuenta malos el negocio no compensa. Como decía mi abuela "se perdona el bollo por el coscorrón".

Olvido... cuántas horas he invertido persiguiéndolo. Sin éxito, obviamente, porque nada fija mejor un recuerdo en nuestra memoria que el deseo de olvidarlo.

Y además, aun en el caso de que la mente llegue a olvidar, el cuerpo siempre recuerda.

sábado, 28 de agosto de 2010

El chico sensible

Llevo mucho tiempo queriendo escribir este post y ya no puedo posponerlo (o postponerlo, que diría un jocoso) más. Me lo debo a mí misma, se lo debo a las mujeres, se lo debo a todos los chicos sensibles que he tenido la perra suerte de encontrar... se lo debo a la humanidad, qué demonios... Cuando uno tiene una información privilegiada debe compartirla. Es de ley.
Quiero que este sea un gran post. La madre de todos los post. Un post a la altura de algunos de mis más antológicos posts... Y toda gran obra, eso no lo ignora nadie, debe comenzarse citando a un sabio. Citemos pues, al sabio entre los sabios, que no es otro, como ya imaginaréis, que el conocido y querido Prognato:
"Fíate del hombre que te dice que te quiere tocar las tetas, pues lo que quiere es tocártelas. El hombre que dice estar interesado en tu alma quiere tocártelas a ti... y a tu hermana"

Sí señores, así es. En estas sabias palabras se encierra toda la verdad sobre ese personaje aparentemente inofensivo, pero que debería darnos mucho, pero que mucho miedito: El chico sensible.
Tras leer este post está será tu reacción, ¡oh querida amiga!, ante la aparición de uno de ellos. Ya verás como no es para menos.
Espera, espera que te cuente e irás notando cómo se te ponen los pelos como escarpias de puro terror.

El chico sensible es la peor pesadilla a la que se puede enfrentar una mujer (incluso peor que ser examinada útero-vaginalmente por su suegro).
Las madres deberían asustar a sus hijas desde niñas, no con ogros o brujas, sino con el chico sensible. Aunque, ahora que lo pienso, tal vez fuera demasiado cruel.
El chico sensible es un cabrón con pintas que, por su físico mariconoide, no puede ser un macho alfa, que es lo que de verdad le gustaría a él. La gran pregunta es si el chico sensible nace o se hace. Y yo digo con rotundidad que nace. Un buen día, el chico sensible se mira al espejo y lo que éste le devuelve no es demasiado esperanzador. Debe ser sincero consigo mismo y aceptarlo: si no diseña cuidadosamente un plan de acción no se comerá ni el centro de un donut. Piensa rápido y enumera sus posibilidades: como ya hemos dicho no está bueno (pero tampoco es lo suficientemente feo como para desistir del todo), no es gracioso, no sabe tocar la guitarra.... y lo que él quiere no es llevar una vida sentimental normal, esto es, conocer gente, enamorarse, salir, dejar, que le dejen a uno.... en fin, lo que hacemos la mayoría. Él quiere ser como su amigo X (llamémosle Romualdo, por ejemplo), porque su amigo Romualdo es un macho alfa, que está que cruje de bueno y siempre simultanea tres o cuatro jacas de las de calidad. Eso sí, los Romualdos no engañan, que conste. Las tres o cuatro jacas tienen claro que no son la novia de Romualdo y, generalmente, también ellas están simultaneando tres o cuatro Romualdos.
Todo chico sensible tiene un Romualdo en su vida (de hecho lo suele conocer desde pequeño y representa un papel decisivo en su evolución) y experimenta hacia él una serie de sentimientos encontrados: admiración profunda, envidia cochina, desprecio y amor incondicional.
El chico sensible quiere ser como Romualdo, quiere las mismas cosas que lleva viendo conseguir sin esfuerzo a Romualdo desde pequeño. Quiere que todas las niñas de la clase estén por él y le hagan los deberes. Quiere que cuando van a una discoteca y conocen a un grupo de chicas todas intenten captar su atención, quiere que los tríos, y los polvos de baño de discoteca sean para él algo más que fantasías inalcanzables. Pero él nunca ha tenido ninguna de esas cosas y sabe que nunca le vendrán de forma natural, como le pasa a su amigo. No, él tiene que currárselo...
Es así como se convierte en el chico sensible, se da cuenta de que él no puede atacar como un león, debe ser como un virus, entrar poco a poco por la puerta de servicio e infectar a la presa para hacerse con ella. Descubre que tiene que leer, escuchar, poner ojitos de cordero degollado, aprender a mantener un silencio distante que revele un alma torturada.... vamos, que tiene que transformarse en el gilipollas de Crepúsculo.
Otra cosa en la que difieren el chico sensible y Romualdo es en que el chico sensible SÍ engaña. Cada jaca de categoría que está con el chico sensible está convencida de que éste la ama (además, la ama por su psique no por sus cuartos traseros) y de que ella es la única para él. Y es que el chico sensible no puede soportar la idea de que ninguna de las cuatro o cinco jacas que simultanea esté en igualdad de condiciones y tenga historias por ahí, de modo que les exige fidelidad haciéndoles creer que él les dará lo mismo.
Pero no seáis mal pensados, por favor, que os conozco. Seguro que opináis que este tío es un jeta y un salido, pero nada más lejos de la realidad. Lo suyo es amor, él ama, él está interesado en el alma de la mujer.... él es sensible ,coño, por eso siempre le hacen daño: por lo sensible que es. Es tan sensible que no puede evitar enamorarse y acostarse con toda mujer que conoce, pero es que se enamora y, claro, hace el amor con ella (porque el chico sensible siempre hace el amor, follar es de guarros sin sentimientos). Es tan sensible que en su despedida de soltero se lía con la stripper, pero, insisto, es que se enamora de ella, ¿eh?, no vayáis a creer que es un listo...
¡Ay, el chico sensible! Pobre... le han hecho tanto daño... Mira, otra cosa característica del chico sensible: sus ex son todas unas víboras que han pisoteado su sensible corazón. Claro, él abrió los flancos y así le pasó: abusaron de su bondad.
Estas son las cosas que te contará a ti cuando quiera envergarte, claro, la versión que te darían las ex (víctimas) de este individuo sería bien distinta.
Así que, queridas amigas, la próxima vez que veáis en un chico alguno de estos detalles:
- Recita poesías de Mario Benedetti.
- Dice cosas como "yo no follo, hago el amor" o le llama pene a la polla y dice "tu sexo" en vez de "tu coño".
-Llora con una película o escuchando un bolero.
-Te dice que tiene miedo a entregarse y sufrir.
-Asegura no haberse fijado en las megatetas de ese monumento que acaba de pasar.
Repito, si encontráis un personaje con alguna de estas características tomad el primer avión que salga con destino Wellington (Nueva Zelanda) sin mirar atrás.
Yo, por mi parte, ya sólo hablo con tíos que me digan cosas como "te voy a meter de todo menos miedo".
Porque sé que de esos sí que me puedo fiar.

sábado, 14 de agosto de 2010

Dinero



Hace años vi en el programa de la insufrible AR una entrevista (de los miles de millones que se han hecho) a una prostituta de lujo. A pesar de llevar pelucón y gafas para ocultar su identidad, se veía perfectamente que la moza estaba de muy buen ver y que todavía era potrilla: veinte años tendría a lo sumo la criaturita, pero ya tenía las cosas muy claras.


La insufrible AR, haciendo un alarde de su indiscutible buen hacer periodístico, le preguntó si no lo pasaba mal cuando requería sus servicios algún hombre muy mayor o poco agraciado, a lo cual ella, con una frialdad que ponía los pelos de punta, respondió: "No, yo sólo veo dinero".
Como he dicho, hace años de eso, pero yo lo recuerdo nítidamente. Me impresionó de tal forma que no he podido olvidarlo. Fue entonces cuando se concretó ante mí una idea que llevaba tiempo gestándose en mi cabeza: Quien quiere dinero sólo ve dinero.

El genial genialísimo (tanto que ni me acuerdo de que es argentino) Federico Lupi lo dice muy ingeniosamente en la película "Éxtasis": "En esta vida hay dos clases de personas, dos nada más: los que quieren dinero y los que no saben lo que quieren".

Mira que he conocido personas en mi vida... pues todas entraban en uno de esos dos grupos.

Los que no sabemos lo que queremos pensamos que también queremos dinero, pero eso no es así. Lo que ocurre es que cuando pensamos en las cosas que nos gustaría hacer o tener nos damos cuenta de que, en la mayoría de los casos, se consiguen o mejoran con dinero. Nos imaginamos, por ejemplo, una bonita casa (cuesta dinero), viajar y ver mundo (cuesta dinero), tener tiempo libre y no tener que trabajar (cuesta dinero), y un largo etcétera...

Los que quieren dinero quieren el dinero en sí mismo. Son como el tío Gilito, quieren tenerlo almacenado, disfrutan con la idea abstracta de su dinero amontonándose de forma obscena, cada céntimo ganado o ahorrado trae consigo una satisfacción, pero también el prúrito de ahorrar o ganar un céntimo más.

Los que no sabemos lo que queremos no renunciaríamos a ciertas cosas por dinero, ya que precisamente queremos el dinero para poder tener esas cosas.

Los que quieren dinero, como aquella bellísima y joven prostituta, sólo ven dinero.

Recientemente ando en tratos con uno de estos Gilitos de la vida. Por fuera está muy lejos de parecerse a aquella prostituta, no es joven ni, desde luego, guapo (es más, jamás lo fue, por eso me juego el cuello), y no es prostituta, o al menos eso se cree él. Es un señor respetable (para quien lo respete, claro, que no es mi caso), casado, padre, católicoapostólicoyromano. Pero cada vez que lo miro, que le veo pagar sueldos miserables sin inmutarse por el hecho de que sus empleados no lleguen a fin de mes, dolerse de cada céntimo que gasta, veo en él a aquella chica que afirmaba en el programa de AR "yo sólo veo dinero".

Eso sí, con dos agravantes: Éste ofende a la vista de puro feo y no sabe que, en el fondo, no es más que una puta.

viernes, 14 de mayo de 2010

Querido tío-abuelo Rafael:

No te conocí, moriste antes de que yo naciera. Pero eso no ha impedido que sepa mucho de ti. Mi abuela, tu hermana, me contó tu historia. Después mi madre, tu sobrina, te recordó muchas veces.
Te convertiste en mi anécdota favorita, yo solía, suelo, bromear sobre mi incorregible rojez aludiéndote: "A mí me va a pasar como a mi tío-abuelo Rafael, que se murió de rojo".
Hoy te comprendo más que nunca, querido tío. Hoy se me presenta clarísima la rabia que debiste sentir aquel día (tanta rabia que te provocó el infarto que te mató) cuando oíste por la radio que los nacionales habían entrado en Madrid.
Mi abuela, tu hermana, me lo contaba siempre. Tú habías luchado por tus derechos, por los de todos lo que eran como tú... como yo. Los que hemos nacido en la parte mala del mundo, los que, simplemente, no nos conformamos con la puta mierda esa de "siempre habrá ricos y pobres". Tú habías contemplado tu sueño hecho realidad, tú habías ido a votar y habías visto el triunfo electoral de la izquierda, tú habías visto luego desmoronarse todo tras el golpe de estado de los que no pueden resistir no mandar. Y fuiste al frente, y luchaste. Y el día en que oíste que, al final, los nacionales habían entrado en Madrid, como en un sueño, tomaste a tu niña pequeña de la mano y saliste a la calle, pero en el umbral, con tu niña pequeña de la mano, caíste fulminado. No lo soportaste. Así, sin más.
Por lo menos te libraste de los cuarenta años. Cuarenta años de rabia contenida, de glorias y monumentos a caídos, SUS caídos. Cuarenta años de calumnias y humillación para los otros caídos....
Y, sobre todo, te has librado de tener que ver esto: que siguen mandando ellos. Que nosotros tenemos la falsa ilusión de que vivimos en democracia, pero calladitos. Sin pedir derechos, sin pedir justicia, sin tocarles sus prevendas. Porque si nos atrevemos a levantar la voz, enseguida nos ponen en nuestro sitio.
Tú ya no estás aquí, por suerte, para ver suspendido al único juez que ha intentado hacer justicia después de treinta y cinco años .
Pero no te preocupes, que tu rabia sigue viva. Aquí la tiene ahora, toda, enmarañada en el estómago, mezclada con la vergüenza, tu sobrina-nieta que nunca te conoció.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Enviado desde mi BlackBerry


Mi nuevo jefe me ha dado una BlackBerry. No os dejéis impresionar tan fácilmente. que ese error ya lo cometí yo: la BlackBerry es una versión moderna y sofisticada de los clásicos grilletes de toda la vida. Pero también tiene sus ventajas, no lo negaré.

Gracias a mi BlackBerry he descubierto una nueva diversión: adivinar Blutuzes (quien quiera y haya estudiado en Cambridge puede corregirme y decir Bluetooth).

El juego es muy sencillo: uno se pone en un lugar público y concurrido, activa la conexión blutuz de su BlackBerry (quien quiera y haya estudiado en Cambridge puede corregirme y decir Bluetooth) y elige la opción de buscar otros dispositivos.

La mayoría de la gente no se ha molestado en cambiarle el nombre a su teléfono por lo que te encuentras con la marca y el modelo en la mayoría de los casos, pero, gracias al cielo, hay personas realmente creativas (nuevo eufemismo de hortera). Y ahí es donde empieza el juego, que consiste en adivinar cuál de las personas del entorno corresponde a cada dispositivo.

Yo me he encontrado cosas así y juro por lo más sagrado que esto es rigurosamente cierto:


Mr. Proper

Morenito_Guapo

Ono "matopeya"

Martis

Davi el ruso

Cuqui


Llega entonces el momento de echar el ojo en derredor (oh, sí, y yo que creía que me moriría sin poder usar este palabro en un post...) y ponerle jepeto a los apodos.

La putada es que uno nunca puede comprobar si ha acertado o no, al menos sin arriesgarse a llevarse una buena hostia... en el mejor de los casos. Pero el hartón de reír que te pegas es delicioso, os lo aseguro.


Enviado desde mi BlackBerry.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Zombie

Me levanto, me ducho, desayuno, salgo de casa, cojo el autobús, cojo el metro, cojo el autobús, llego al trabajo. En el metro leo, escucho música, la gente me mira, miro a la gente. En el trabajo saludo, sonrío, me río, me enfado, comento, me concentro, voy al baño, tomo café, recojo el correo, hago una presentación para mi jefe. A la hora de la comida salgo, como, comento que está rico o que no está rico, pago, me lavo los dientes, vuelvo a trabajar, hablo de trivialidades, arreglo el mundo, me cago en Aznar, me cago en Zapatero, me cago en Aguirre. Correo, llamada, mensaje, llamada, correo. Broma, ofensa, perdón, qué bueno está ese, por dios qué antipático, tengo sueño, qué bien ya es viernes, qué horror de lunes.
Todo es normal.
Sólo yo sé de este dolor. El dolor sordo y constante. El dolor que no cesa. La paradoja de estar muerta y, sin embargo, no poder dejar de sentir este dolor.

martes, 9 de marzo de 2010

In-conexiones

En la esquina dos malas personas mantienen una conversación trivial.

Laura espera el autobús y ve cómo se baja una persiana en la casa de enfrente, en seguida se imagina una pareja de amantes teniendo un apasionado encuentro vespertino.

Paco baja la persiana y se echa a dormir porque tiene turno de noche y la ciática le está matando.

Santi quiere volver con Laura pero no se lo va a decir.

Laura quiere volver con Santi pero no se lo va a decir.

Santi y Laura no volverán a verse. Su orgullo, eso sí, ha quedado intacto.

lunes, 4 de enero de 2010

Format C:\

Una de las últimas cosas que hice en 2009 fue ir a la clínica Ruber (me sentí un poco princesa) a hacerme una resonancia magnética. Digo que fue una de las últimas porque me la hicieron el día 31 de diciembre a las cuatro de la tarde... cosas de la Espe.

Para los que no sepan cómo va la cosa diré que te meten boca arriba en una especie de sarcófago durante veinte minutos. Esos veinte minutos se hacen larguísimos, me podéis creer. El hecho de estar allí, veinte minutos, con los ojos cerrados, sin hablar ni moverme, unido a que fuera precisamente el último día del año, me llevó, inevitablemente, a recapitular.


Me dediqué a pensar en los acontecimientos más relevantes, no sólo de 2009, sino de toda mi vida. Últimamente estoy siempre, por unas cosas u otras, haciendo balance. La muerte de mi perrita ha sido un gran punto de inflexión, ya que se ha llevado consigo catorce años y todo lo que en ellos cabe. Mi karma está un poco revuelto, inexplicablemente están regresando personas de mi pasado, algunas incluso de la infancia, muchas de ellas me hicieron daño y vuelven para pedir perdón (como si estuvieran siguiendo los doce pasos).


Tengo la constante sensación de estar despidiéndome de mi vida conocida. Esto sólo me ha pasado una vez antes, unos meses antes de quedarme embarazada de mi hijo. Por eso sé que se avecina un doble salto mortal, y es posible que sin red. Nunca me ha fallado la intuición y todas mis grandes catástrofes se han producido por no escucharla.


Tras acabar el año en un sarcófago haciendo balance empecé el nuevo con un sensacional virus en el ordenador. Un virus muy cabrón, por cierto. De esos que se agarran a un archivo oculto del sistema y que no se dejan eliminar ni usando salfumán.


Además (otra vez mi karma y sus señales) era un virus muy cruel para mí, porque no me dejaba escribir. No me ha quedado más remedio que formatear C. Borrarlo todo, barrerlo, desincrustar toda la porquería, y ahora el ordenador va como la seda.


Ay, sería tan práctico poderse formatear el C... (que cada uno rellene los puntos suspensivos con lo que prefiera)


Imaginadlo por un momento, cada vez que a uno se le mete algo maligno en el sistema, cada vez que nos infecta un perverso ejecutable disfrazado de, por poner un ejemplo, chico sensible que llora escuchando boleros, poder entrar en ms-dos y escribir simplemente format C:\ y asunto solucionado.


Pero tal vez se pueda, ahora que lo pienso. Sólo hace falta, eso sí, tener a mano un buen disco de arranque.


Y yo lo tengo.