No hace mucho ponían un anuncio en televisión (sí, qué pasa, veo la tele, el que no la vea que tire el primer libro de Saramago) de un mega super buga pintón y escandalosamente caro, protagonizado por un mendilla de unos treinta años que aparece en unos parajes donde un argentino empalagoso (valga la redundancia) le dice que está en el lugar de las "cosas que nunca hiciste". Así el chaval ve a la novia que nunca tuvo, el viaje que nunca hizo, etc, hasta llegar a ver el coche super mega fardón, al que ahora, según el anuncio, puede acceder a cambio de hipotecarse hasta los huevos para los restos. Hasta ahí todo normal, pero mira tú por donde, que un día el anuncio me hizo empezar a fantasear sobre cómo sería ese hipotético lugar de las cosas que "yo nunca hice".
Lo que en un principio parecía una simple paja mental hasta que empezase otra vez la peli, resultó abrir un amplio abanico de posibilidades. Porque no es tan sencillo, quiero decir, no bastaría con un lugar, sino que sería todo un país dividido en comunidades autónomas y las comunidades autónomas a su vez en provincias.
Porque vamos a ver, ¿las cosas no las hizo uno porque no las quiso hacer, porque ni siquiera se le ocurrió hacerlas o porque no pudo? El anuncio no lo concretaba, pero yo sí que me lo planteé, y, por consiguiente, le di forma a varias regiones: estaría el lugar de "las cosas que nunca hice porque no me dio la gana" (votar al PP, enrollarme con Menganito o hacerme hincha del atleti, por poner varios ejemplos), el de "las cosas que nunca hice porque ni siquiera soñé con planteármelo" (cantar la traviata o hacerme neurocirujana, así a bote pronto), "las que nunca conseguí hacer aunque intenté con todas mis fuerzas" (como protagonizar una peli, largarme de la casa paterna o ser la esposa de un fiel marido) y, sobre todo, la más propia de mí, la región que seguramente albergaría el noventa por ciento de todos mis actos "la región de las cosas que empecé pero no termino", o lo que es lo mismo, el país de las inconclusiones (bonito nombre para algo tipo el señor de los anillos).
Ya dijo Bécquer que "los suspiros son aire y van al aire, las lágrimas son agua y van al mar, pero, cuando el amor se olvida, ¿sabes tú a dónde va?", y yo amplio la cuestión ¿a dónde van los proyectos abandonados, las cosas que empezamos y no acabamos? ya sea un libro a medio leer (o en mi caso a medio escribir, que es peor) un jersey que quedará para siempre sin mangas o el buen propósito abandonado a mediados de enero.
Menos mal que los niños se hacen en un ratico y del tirón, porque si no al mío seguramente le faltaría algún órgano....
En cualquier caso, lo que sí que terminé fue aquello que empecé de tener esperanza en el futuro.
Lo que en un principio parecía una simple paja mental hasta que empezase otra vez la peli, resultó abrir un amplio abanico de posibilidades. Porque no es tan sencillo, quiero decir, no bastaría con un lugar, sino que sería todo un país dividido en comunidades autónomas y las comunidades autónomas a su vez en provincias.
Porque vamos a ver, ¿las cosas no las hizo uno porque no las quiso hacer, porque ni siquiera se le ocurrió hacerlas o porque no pudo? El anuncio no lo concretaba, pero yo sí que me lo planteé, y, por consiguiente, le di forma a varias regiones: estaría el lugar de "las cosas que nunca hice porque no me dio la gana" (votar al PP, enrollarme con Menganito o hacerme hincha del atleti, por poner varios ejemplos), el de "las cosas que nunca hice porque ni siquiera soñé con planteármelo" (cantar la traviata o hacerme neurocirujana, así a bote pronto), "las que nunca conseguí hacer aunque intenté con todas mis fuerzas" (como protagonizar una peli, largarme de la casa paterna o ser la esposa de un fiel marido) y, sobre todo, la más propia de mí, la región que seguramente albergaría el noventa por ciento de todos mis actos "la región de las cosas que empecé pero no termino", o lo que es lo mismo, el país de las inconclusiones (bonito nombre para algo tipo el señor de los anillos).
Ya dijo Bécquer que "los suspiros son aire y van al aire, las lágrimas son agua y van al mar, pero, cuando el amor se olvida, ¿sabes tú a dónde va?", y yo amplio la cuestión ¿a dónde van los proyectos abandonados, las cosas que empezamos y no acabamos? ya sea un libro a medio leer (o en mi caso a medio escribir, que es peor) un jersey que quedará para siempre sin mangas o el buen propósito abandonado a mediados de enero.
Menos mal que los niños se hacen en un ratico y del tirón, porque si no al mío seguramente le faltaría algún órgano....
En cualquier caso, lo que sí que terminé fue aquello que empecé de tener esperanza en el futuro.