A veces no queda otro remedio que amputar. Si el miembro está gangrenado hay que amputar. De lo contrario el individuo morirá.
Eso no quiere decir que sea una decisión fácil de tomar, ni que no duela perder el miembro amputado, ni que no se siga pensando en él y añorándolo, incluso sintiéndolo, durante mucho tiempo, a veces toda la vida.
Sólo significa que si no se amputa uno morirá, y uno no quiere morir, no todavía, o no puede morir, porque tiene un hijo, por ejemplo, que criar.
Y entonces tiene que amputar.
La decisión de amputar la toma siempre alguien ajeno, que no está involucrado, que no se deja llevar por las emociones tipo "pero es mi pierna, prefiero morir a vivir sin mi pierna". El individuo que debe sufrir la amputación se resiste, se niega, deben convencerlo, a veces, incluso, sujetarlo físicamente para poder llevar la operación a cabo. Él sabe que no tiene alternativa y aun así se resiste, mendiga, llora, implora por su pierna o por su brazo, no lo quiere perder. El cirujano debe ser inflexible, impasible. Debe amputar.
La reacción del paciente es impredecible: hay quien se deja morir antes que dejarse amputar, hay quien odia toda la vida a quien lo convenció, hay quien (los más) acaba agradeciendo que lo convencieran, hay quien se resigna a su suerte desde un primer momento...
Y hay un grupo muy reducido, una rara avis: los capaces de amputarse su propio miembro.
Yo soy de ese grupo. Cuando la pierna se infecta y no hay solución yo misma cojo el hacha y no me tiembla la mano. Y si no tengo hacha soy capaz, como los coyotes, de desgarrar la carne con mis propios dientes para escapar de la muerte segura.
Y eso no significa que no me muera de dolor, que no eche de menos mi miembro amputado cada segundo de cada minuto de cada hora de cada maldito día.
Eso no significa que por las noches, al quitarme la prótesis, no siga sintiendo que aún lo tengo, que en sueños me vea aún entera, completa, y me despierte llorando.
Significa sólo, como le dije a alguien no hace mucho, que, por mucho que pueda querer a alguien, jamás querré a nadie más que a mí misma.
3 comentarios:
Pues sí...
usted se ama demasiado, eso es todo, y yo que llevo varios años preguntándome que tiene debajo del flequillo...
melamachaka, ¿desde cuándo es algo negativo amarse?
Mire usté...
amarse no es que sea importante es que es un síntoma de salud.
Ahora, la he dicho que se ama demasiado, sabe usted que eso tiene un nombre. Y ya la adelanto mi investigación casi a terminado y sólo he visto un problema en la sociedad de donde derivan todos los demás y es el desequilibrio amoroso. Esto es, no sólo amarse demasiado es malo para uno mismo y los demás sino que amar demasiado a los demás o a las cosas también lo es.
Y lo peor de todo es que desequilibrio amoroso puede ser crónico por lo que hace cotidiano, se acepta como normal y se confunde con otros fenómenos que no son la verdadera causa del sufrimiento.
Incluso acepto que la naturaleza juega repartiendo aleatoriamente genes narcisistas para que le mundo sea caótico o tenga smartphones.
Tengo claro que usted nunca cambiará precisamente por eso. Pero no se ofenda, usted tendrá que evaluar si le compensa tanto amor.
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