martes, 18 de septiembre de 2012

El amigo guapo

Con las cosas de la política, me he acordado de una historia muy graciosa y absolutamente verídica que conocí yo en mis años hosteleros. Había dos amigos, uno era alto, guapo, morenazo y tal. El otro era bajo, gordo, estrábico y tartamudo. Los dos eran plenamente conscientes de las circunstancias, así que cuando salían por ahí y divisaban hembra apetecible era siempre el guapo el que cogía el pico y la pala y allá que se iba. Un noventa y nueve por ciento de las veces la operación era exitosa y hembra apetecible acababa en casa de amigo guapo... pero no estaban solos. Amigo gordo, como una sombra imperceptible, había estado todo el tiempo con ellos, pero hembra apetecible, obnubilada por los hercúleos pectorales y la ebúrnea sonrisa de amigo guapo, no se percataba de la otra presencia hasta que era demasiado tarde.
Corría el alcohol, amigo guapo bebía, hembra apetecible bebía, entraban en un absoluto estado de embriaguez, amigo guapo se dormía en el sofá, hembra apetecible se quedaba a medias.... y entonces era el momento de amigo gordo, quien, aprovechándose de la peligrosa mezcla de alcohol e insatisfacción sexual que tanto bien ha hecho por la vida amorosa de las personas feas, sustituía al bello durmiente.
Habría casos, me imagino, en los que hembra apetecible no cayese en la trampa y saliese huyendo indignada y espantada, pero entre las que iban y las que venían, amigo gordo metía.
Parece que los madrileños debemos de ser para los políticos del PP una hembra bastante apetecible, y además tienen muchos amigos gordos que colocar, porque ya es la segunda vez que nos la cuelan en poco tiempo. 
Se presentan a las elecciones con un cabeza de lista con tirón popular y posibilidades de ganar, ganan y, al poco tiempo se marchan dejándonos el zurullo de coña (lo malo es que ellos no trabajan ese arrrtículo), en forma de cornuda esposa de ex presidente vigoréxico o de ladilla pijoide implicada en la trama Gürtel.
Y nosotros, borrachos y jodidos, nos lo tenemos que comer, sin más.
Un momento... ¿nos lo tenemos que comer? ¿de verdad? Creo que ahora nos toca decidir qué clase de hembra apetecible queremos ser: la que se resigna al "date por follada" o la que pone al guapo y al amigo del guapo donde los tiene que poner y se va con un guapo de verdad, sin amigo gordo y que no se duerme borracho en el sofá.
Porque, oye, os juro que también existen.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vale pero no vote a SuperPomez, toma "cosas" para los músculos.

Anónimo dijo...

Que no vote a SuperPomez, toma cosas para los músculos.

cojoiden dijo...

chaka, ha hecho usted el mismo comentario dos veces o ha remedado al anónimo?