jueves, 25 de abril de 2013

Mi lista de sentimientos. Capítulo 1: Deseo


Lo primero que habría que plantear es lo siguiente ¿es el deseo un sentimiento o es una sensación?
Tendremos que hacer la aclaración de que la sensación pertenece a los sentidos, a lo físico, y el sentimiento pertenece a la mente, a lo emocional. Hay cosas que están muy claras: la sed es una sensación y el odio es un sentimiento, por ejemplo. Pero, ¿el deseo? ¿dónde se siente el deseo? Sinceramente, no lo sé. Ya expliqué que mi principal motivo para confeccionar esta lista es precisamente ése: que no sé, no sabemos, nada de sentimientos. No se nos ha enseñado a observarlos, a escucharlos, a saber identificarlos. Y muchísimo menos algo como el deseo. Y muchísimo menos a las mujeres. 
Muy al contrario, se nos ha enseñado a obviarlo, a camuflarlo y a darle otros nombres. Así decimos cosas como: "Sé que había quedado contigo antes que con Pepe pero es que le quiero (aunque lo acabo de conocer)", "necesito unos zapatos nuevos" o "no pude evitar engañarte con mi compañera de trabajo, me enamoré". Todo mentiras. Disfraces. Eufemismos. En los tres casos no es otra cosa que deseo. El deseo nos vuelve locos, es una pulsión tan fuerte que no nos deja discernir. Somos capaces de poner a una persona que acabamos de conocer por encima de amigos fieles que llevan años demostrándonos que son de fiar. Somos capaces de gastar un dinero que no tenemos a sabiendas de que nos traerá problemas, somos capaces de destruir cosas importantes para nosotros sólo por satisfacer ese deseo.
Quizá es por esa fuerza incontrolable, por lo poderoso que es, por lo que nos han enseñado a disfrazarlo de sentimientos más "nobles".
El deseo es profundamente egoísta, sólo está interesado en sí mismo, en retroalimentarse y satisfacerse, pocas veces se para a pensar en los costes.
Hagamos la prueba de llamar a las cosas por su nombre y veremos la cruda realidad:

-"Sé que había quedado contigo antes que con Pepe, pero es que le deseo"
-"Deseo unos zapatos nuevos"
-"Claro que pude no haberte engañado con mi compañera de trabajo, pero el deseo me cegó"

La cosa cambia mucho, estas tres personas nos parecen reprobables, débiles y primarias. No nos merecen la menor indulgencia. Esta es la razón de que disfracemos el deseo y lo vistamos con nobles ropajes.
Pero, me pregunto yo ahora, ¿por qué? ¿Por qué va a ser el deseo menos noble?
No deja de ser un sentimiento que, como todos los demás, tiene su lado brillante y su lado oscuro y que, como todos los demás, puede ser beneficioso o dañino según cómo se use y canalice.
Confieso que yo estoy, siempre he estado, fascinada por el deseo. De un tiempo a esta parte procuro observar mis sentimientos como si fueran de otro. No dialogo, no pido explicaciones, no intento controlarlos. Sólo les dejo hacer y observo.
El deseo es absolutamente necesario, sin él no se puede hacer nada que merezca la pena, sin él no se puede alcanzar la excelencia ni la genialidad en nada. Puedes aplicar una técnica perfecta en la ejecución, pero si no sientes deseo no conmoverás a nadie con el resultado.
Me he dado cuenta de que el deseo se esconde en los pequeños detalles, es inútil buscarlo (como erróneamente solemos hacer) en grandes artificios. El deseo viene cuando él quiere venir, y viene de la mano de las cosas más inesperadas: un lunar estratégicamente colocado, una naricilla que se arruga al sonreír, una mirada de sorpresa, un roce inintencionado...
El otro día me quedé cautivada por una clavícula en el metro, estaba sentada frente a mí, asomándose provocadora por un cuello de camisa entreabierto y durante cuatro paradas me dejé consumir por el deseo. No pensé en nada más, no pensé por qué la deseaba, ni que pensaría su propietario ante mi persistente mirada, no pensé en si estaba bien o mal, sólo me dejé envolver por ese deseo y realmente fue una experiencia deliciosamente perturbadora.
Y es que el deseo es placentero en sí mismo, lo satisfagamos o no, eso es lo de menos. Hay que sentirlo, hay que dejarlo fluir.
Es cierto que a veces nos ciega y nos puede llevar a cometer locuras, que puede ser dañino para nosotros. Pero no hay que temerle, no hay que tener miedo a desear.
Porque nunca es tan dañino como cuando lo bloqueamos, lo suprimimos.
Porque eso, creedme, es la muerte.


16 comentarios:

Anonomatopato dijo...

Últimamente le sigo la pista a la psicopatía. He recolectado todas mis experiencias y mis lecturas sobre el tema y resumiendo, un o una psicópata busca placer, desea, de hecho es puro deseo y hará lo que sea para obtenerlo.

A partir de ahí, si hacemos una lobotomía virtual tenemos que el lóbulo frontal no funciona bien en esas personas, drogas o lesiones, incluso falta de educación y/o afecto en el desarrollo.

Por lo tanto, el deseo tiene un sitio y es el sistema límbico y el sentimiento otro que es el lóbulo frontal. Sin embargo, podemos sentir odio y parecer psicópatas, pero no, seríamos neuróticos, podríamos matar por odio o amor, pero no por deseo, sino por sentimiento, o sea, por evaluar erróneamente el deseo que sentimos o si lo prefiere sus sensaciones.

De este modo yo haría dos esquemas diferenciando al ser humano psicópata del ser humano "sano" neurótico, es decir el resto de la humanidad:
Psicópata:estímulo-sensación-deseo-acción.
Sano:estímulo-sensación-deseo-sentimiento-acción.

Analizando sus preferencias sexuales por clavículas masculinas, no veo nada excepcional a no ser que decida morderlas en el metro, en ese caso dígame qué linea coge y a qué hora para analizar el tema y si viene al caso corresponder adecuadamente, pero ya sabe que yo deseo pierna.

Ya es hora de hacer un "flashmob" de mordiscos en el metro y no es psicopatía, es sólo deseo neurótico.

Anonomatopato dijo...

Yo deseo algo ahora mismo...

Deseo que me diga si la he molestado alguna vez o si la molesto con mis bromas.

Por favor, dígamelo. Lo deseo, deseo saberlo. No me deje con este sentimiento.

Gracias.

Anónimo dijo...

A mi humilde parecer, el deseo se puede analizar, reprimir y/o controlar, mientras que el sentimiento, no.

Por eso se podría pensar que los deseos y su satisfacción son más innobles, sobre todo cuando son (auto-)destructivos (es decir, que hemos podido sopesar los pros y los contras de la satisfacción de un deseo y, a pesar del saldo negativo, caer en la tentación).

Vix.

Anonomatopato dijo...

Anónimo, efectivamente una persona sana dentro de su cultura controlará su deseo, dentro de una situación normal. La situación podría provocar por ejemplo lo que pasó en Alemania al terminar la guerra: dos millones de mujeres fueron violadas por los rusos.

O el director del FMI podría donar su semen a una mujer de color que limpia su habitación en un hotel de lujo, si fuera la pensión de Tía Mari quizás no hubiera ocurrido.

Tendríamos que hablar de sentimiento de odio a las mujeres y a las alemanas, pero al parecer si desaparece la situación puede desaparecer el deseo y el sentimiento... todo.

Desear una clavícula en el metro es algo especial, yo he deseado en el metro, pero cuando te bajas del vagón el encanto terminó. Incluso subes las esaleras mecánicas mirando a otro sitio que no sea arriba ¿qué emoción tiene desear en la escalera mecánica?.

Diga algo Miss Cojo, aunque sea ¡que me calle!.

cojoiden dijo...

Qué puedo decir, me encanta que lo que escribo invite a la reflexión y al debate, y es precisamente lo que busco con mi lista de sentimientos, que reflexionemos sobre ellos.
Gracias

Anónimo dijo...

Hay una ensalada de psicopatología muy interesante. Aportaré mi granito de arena. Adivino un TOC y una personalidad narcisista-histriónica.
Como el sádico y el masoca, hacen una buena pareja. Daros una oportunidad ;)
Las neurociencias han avanzado mucho y va quedando menos lugar para la literatura. Ya hay muchísima clasificación disponible. Eso sí, es un espejo mucho menos dúctil.

cojoiden dijo...

Anónimo último, te diré sólo una cosa: es patético usar un vocabulario tan pedante cuando ni siquiera se sabe conjugar el infinitivo.
En lo sucesivo te aconsejo que uses la forma "daos", más que nada porque es la correcta.

Anonomatopato dijo...

siguiendo con el tema...

El lenguaje nos delata en la medida que más tratamos de ocultar nuestra neurosis. Es la expresión normalizada de nuestros deseos lo que es normal y ocultarlo para parecer normal no es más que un síntoma de enfermedad precisamente narcisista, que suele ir acompañada de complejos como baja estatura etc.

Desde que conozco a Miss Cojo deseo morder su pierna, pero eso no me afecta a mi contención de impulsos por lo que siempre lo haré con su permiso y bajo la norma UNE (un mordisco destrás de otro). Esto es porque tengo sentimientos y ella lo sabe a pesar de que le haya dicho ciertas cosas.

Lo del TOC TOC me suena... y la neurociencia también, la inventaron los psicólogos para compensar la baja nota de corte con la que entran en la universidad y para poder llevar una bata blanca sin ser médicos.

cojoiden dijo...

anonomatopato, no le dé más vueltas, este último anónimo (sé perfectamente quién es) sólo es un niñato gilipollas que no tiene lo que hay que tener para hablar conmigo y dar la cara y se contenta con dejar pedantes comentarios pseudo hirientes en mi blog

Anónimo dijo...

Vamos bien.
-Veo un acercamiento prometedor.
-Adivino pizca de paranoia también ¿De qué quiere que hablemos?¿Conoce usted mi cara?¿Ideas delirantes?¿Alucinaciones?
-Las recomendaciones son bienvenidas. Con la pasión que pone en el lenguaje probablemente sea trono de la RAE. Como dice Anono, sincérese ¿este blog lo explota para escribir las cosillas en pantuflas que sus colegas no le permiten expresar en sus reuniones?
-Primera página del tratado de la proyección: pedante, envidioso, rencoroso y cobarde.
-Háganos un favor a todos todos sus admiradores secretos y díganos cuando publica su próxima novela. Lo del blog, incluso para nosotros, es un entretenimiento menor

Sólo* deseo que seáis felices, chicos. No os lo toméis tan a pecho.

* Ya sé que lo habéis cambiao pero puede decirle a Reverte que paso de vosotros, soplagaitas. A ver si os dejáis de palabritas y os ponéis a los hechos, reaccionarios.

Anono, algo para ti también hay. Aunque seas TOC también tienes que tener tu pequeño ego y no quiero herirlo con indiferencia: eres un aficionado tío, lígatela como toda la vida y déjate de ir de intelectual que lo llevas claro. De verdad, si dejas este rollo y pasas a la acción te veo posibilidades. Hacéis buena pareja. Y ella lo sabe.
Eh y todo puede decirse sin insultos gratuitos, como acabo de demostraros. Hala, quereros un rato.

Anónimo dijo...

Por cierto, que tengáis suerte con vuestra historia de amor. Me abro, colegas. La cosa triangular se puede poner mu chunga. Ya vendrá otro pirata roberts detrás de mí que nuestra literata confundirá siempre con el mismo.

cojoiden dijo...

Dios, qué mal les sienta a algunos ser repugnantes físicamente, mira bonito, como te aconsejé en su momento, vete de putas, de otra forma no vas a follar, das demasiada grima. Si te sientes mejor odiándome y pensando que yo sólo me enamoro de cabrones, pues hazlo. Pero la verdad es que ninguna de tus estratagemas, ni hacerte pasar por mi amigo, ni pretender que quieres ayudarme a superar mis traumas (aún recuerdo aquel patético "quizá si yo te diera un beso apasionado" jajajaja), ni decirme cosas como "no enseñes esa foto porque pareces guapa y luego viene la decepcionante realidad" para intentar minar mi autoestima y que caiga en tus brazos, ninguna de esas obvias argucias de "el que la sigue la consigue" puede compensar la absoluta grima que produces. En serio, paga, es tu única esperanza.

Anónimo dijo...

Mi madre, estas de atar. Juro por mis muertos que no te conozco de nada. Pero acabo de darme un paseo por tu blog y me arrepiento de todo. No quiero terminar como el pobre anonomo, hay algo contagiosamente patológico en tus mecanismos. Y juro por todos los que se han metido contigo que yo haré lo que hace alguien sano: correr sin mirar atrás. Que para colmo de males soy alto, guapo y cabron. Suerte. De verdad.

Anonomatopato dijo...

Anónimo Último... sé que no podrá resistir volver a leer este blog. Reconozco que ha recibido un estricta educación con muchas normas, pero no ha recibido condicionamiento operante.

Cuando nos abofetean de pequeños se activan neurotrasmisores de la libertad y entonces nace el "yo". Ese "yo" está capacitado para conseguir lo que quiera y además dentro de la ley. Aunque soy tímida, yo intento ligar en las paradas de autobús no en el metro. Mis fantasías antropófagas son otra cosa; morder una buena pierna no tiene que ver con el amor sino con una dieta pobre en proteinas y un deseo de saber si hay alguien detrás del flequillo.

Siento que haya fracasado, si le sirve de ayuda, el mayor error es intentar ligar con Miss Cojo ya que su flequillo determina de inmediato quién es el candidato. Se es, o no se es, aquí no hay ligues. Además Miss Cojo no quiere cerebros con cuerpos, quiere cuerpos con cerebros. Si usted carece de "un cuerpo" no tiene nada que hacer. En mi caso, descuidé mi cuerpo desde hace unos años para poder centrarme mejor en mi "yo". De todos modos, Miss Cojo jamás se fijaría en mí.

Anónimo dijo...

De acuerdo, anonomo. En las paradas procura, poniendo tu mejor sonrisa, decir cosas menos erudizadas "como me gustaría ser autobús para que te sentaras en mi parada" o "que viaje te daría si fuera a mi al que esperaras". De otra manera te admiraran 5 minutos como fugaz divulgador científico pero de piernas naray. Y yo te entiendo, por mucho que digan, las proteínas de origen animal son indispensables para un desarrollo armónico y fértil. Sólo inténtalo una vez y verás como algún muslito cae. Luego ya impresionas al personal, con todo lo que sabes, por Internet ;-) Suerte.

Max dijo...

Por muy bueno que sea el blog, los comentaristas lo elevan a la categoría de culto. Me parto. Que monstros.