miércoles, 5 de enero de 2011

Noche de Reyes

Acabo de colocar en el salón los regalos para mi hijo y me siento a escribir. Mi intención era haber escrito el primer post del año justo después de la última campanada (bueno, para ser exactos después de los besos y brindis de rigor) porque dicen los italianos que según pases la primera noche así será tu año y no se me ocurre cosa mejor para el año que empieza, y para todos los que me queden de vida, que escribir. Pero lo que hice fue quedarme dormida con mi hijo en los brazos mientras veíamos Buscando a Nemo, y la verdad es que tampoco es mala perspectiva ni para este año ni para todos los demás.
Entre unas cosas y otras hasta aquí he llegado sin ponerme a escribir el bendito post inaugural del anhelado 2011. No me parece mal hacerlo hoy, por otra parte, porque este día, el cinco de enero, es muy especial en mi vida.
Un cinco de enero, hace exactamente 100100 años, vino al mundo una tía un poco seca, con uno de los mejores culos de Madrid y más cojones que los coros del ejército ruso. Una tía que unos añitos después (pocos) tuve yo la suerte de encontrarme bajo los dominios de Sor Dolores y aquí seguimos...
Un cinco de enero, hace exactamente 110 años, le jodí yo el cumpleaños a la arriba mencionada. Y se lo jodí porque fue ese día cuando mi vida dio un triple salto mortal a raíz de una raya rosa.
Es para mí, por lo tanto, una noche mágica y trascendental, llena de significado, una noche que me ha traído a mi mejor amiga y a mi hijo, los dos mejores regalos de reyes que nadie pueda soñar.
No recuerdo cuándo descubrí el engaño de la Noche de Reyes, recuerdo un año que no lo sabía y recuerdo otro año que ya lo sabía, pero no recuerdo el cuándo y el cómo de la revelación.
Lo que sí recuerdo, y en esto estaréis de acuerdo, es haber estado años fingiendo que no lo sabía, resistiéndome a afrontar el primer y más cruel desengaño de la vida.
Hoy voy a hacer lo mismo. Voy a fingir que no lo sé. Voy a fingir que me creo que esta noche vienen los Reyes y que me traerán lo que pida. Esta noche acepto el pacto de ficción.
Por favor, queridos Reyes Magos, creo que he sido buena (o al menos no tan mala como muchos se habrían merecido), así que ahí os dejo mi lista:
1. Un poquito más de acierto a la hora de elegir hombres (el cupo de gilipollas egocéntricos ya está cubierto)
2. Unas poquitas ganas de vivir.
3. Una coraza de amianto en la que rebote la estupidez y la mediocridad de tantos (y que en esta coraza pueda meter también a mis amigos)
Y ya no os pido más, que me enseñaron a pedir como máximo tres cosas.
Eso sí, si tenéis por ahí un amigo rey (principitos azules no, por favor, que destiñen), un rey con la corona bien puesta, decidle que aquí tiene a su reina.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha hecho usted recordar mi vida infante que luego se convertió en intifada.

El niño más cabrón de la clase me dijo que los reyes no existían, además él recibía regalos todo el año, así que pasó de niño a "hijoputa" demasiado rápido y demasiado pronto. Yo me quedé sin reyes y sin regalos todo el año, por eso he tardado tanto en ser "hijoputa".

Y usted pide por pedir... puede ligar con quien quiera con poco esfuerzo, basta con enseñar una pierna y un post; tiene un instinto de superviviencia doble, además del propio de mujer tiene el cojoidiano; usted tiene amianto, pero es venenoso y ahora existen materiales mejores, mira eso sí... una coraza nueva le vendría bien.

cojoiden dijo...

Enseñando una pierna puedo atraer bastante, usted no lo sabe (o quizá sí)pero tengo unas piernas bastante apañadas... Lo de enseñar el post ya son otros Garcías, no se crea que hay tantas mentes que sepan apreciarlo, en cuanto a la combinación pierna/post... hace falta ser muy hombre para no salir huyendo despavorido de puro y duro acojone.
Las corazas tienen ese peligro: antes o después acaban envenenado a su portador. Ya les pasó a los artrópodos primigenios, fue precisamente su coraza lo que les impidió dominar la Tierra.
Quizá lo más inteligente sea hacer como hicimos los vertebrados y llevar la coraza por dentro. ¿No cree usted, Melamachaka?

Anónimo dijo...

Hola, feliz año y feliz cumpleaños..he leido y releido tu último post, ya sabes que me recargan las pilas. Lo leí recien lo twerminaste de escribir, pero he dejado el comentario para ahora. Yo soy un científico venido a menos, se poco de letras y psicología, y es quizá por eso que me atraigan tus escritos. Busco lo que a mi me falta..¡¡Ya quisiera yo saber escribir así!! con tanta naturalidad. Feliz cumpleaños, repito..recuerda que hay 10 clasesde personas, las que entienden...
por eso he estado haciendo cábalas, pero no desvelaré tu secreto, descuida. Bueno, que sigas con ganas de escribir que yo seguiré buscando cada mañana tus palabras. JM.

cojoiden dijo...

JM. qué bonito es lo que me acaba usted de decir: que busca cada mañana mis palabras. Dentro de toda mi frustración, saber que lo que escribo es fuente de alegría y satisfacción para alguien es una preciosas razón para tener ganas de vivir, mire por dónde los Reyes Magos ya me han traído una de las cosas que pido en la carta, ahora vamos por las otras dos.
Gracias