domingo, 25 de mayo de 2008

Inconclusiones


No hace mucho ponían un anuncio en televisión (sí, qué pasa, veo la tele, el que no la vea que tire el primer libro de Saramago) de un mega super buga pintón y escandalosamente caro, protagonizado por un mendilla de unos treinta años que aparece en unos parajes donde un argentino empalagoso (valga la redundancia) le dice que está en el lugar de las "cosas que nunca hiciste". Así el chaval ve a la novia que nunca tuvo, el viaje que nunca hizo, etc, hasta llegar a ver el coche super mega fardón, al que ahora, según el anuncio, puede acceder a cambio de hipotecarse hasta los huevos para los restos. Hasta ahí todo normal, pero mira tú por donde, que un día el anuncio me hizo empezar a fantasear sobre cómo sería ese hipotético lugar de las cosas que "yo nunca hice".
Lo que en un principio parecía una simple paja mental hasta que empezase otra vez la peli, resultó abrir un amplio abanico de posibilidades. Porque no es tan sencillo, quiero decir, no bastaría con un lugar, sino que sería todo un país dividido en comunidades autónomas y las comunidades autónomas a su vez en provincias.
Porque vamos a ver, ¿las cosas no las hizo uno porque no las quiso hacer, porque ni siquiera se le ocurrió hacerlas o porque no pudo? El anuncio no lo concretaba, pero yo sí que me lo planteé, y, por consiguiente, le di forma a varias regiones: estaría el lugar de "las cosas que nunca hice porque no me dio la gana" (votar al PP, enrollarme con Menganito o hacerme hincha del atleti, por poner varios ejemplos), el de "las cosas que nunca hice porque ni siquiera soñé con planteármelo" (cantar la traviata o hacerme neurocirujana, así a bote pronto), "las que nunca conseguí hacer aunque intenté con todas mis fuerzas" (como protagonizar una peli, largarme de la casa paterna o ser la esposa de un fiel marido) y, sobre todo, la más propia de mí, la región que seguramente albergaría el noventa por ciento de todos mis actos "la región de las cosas que empecé pero no termino", o lo que es lo mismo, el país de las inconclusiones (bonito nombre para algo tipo el señor de los anillos).
Ya dijo Bécquer que "los suspiros son aire y van al aire, las lágrimas son agua y van al mar, pero, cuando el amor se olvida, ¿sabes tú a dónde va?", y yo amplio la cuestión ¿a dónde van los proyectos abandonados, las cosas que empezamos y no acabamos? ya sea un libro a medio leer (o en mi caso a medio escribir, que es peor) un jersey que quedará para siempre sin mangas o el buen propósito abandonado a mediados de enero.
Menos mal que los niños se hacen en un ratico y del tirón, porque si no al mío seguramente le faltaría algún órgano....
En cualquier caso, lo que sí que terminé fue aquello que empecé de tener esperanza en el futuro.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"Las vidas son los rios que van a dar al mar / que es el morir..."
Ése es el único final. Antes de eso hay tiempo de sobra de empezar, dejar y volver a retormar las cosas de su dueña tal vez olvidadas. Y la esperanza, aunque parezca algo muy manido, no es como los calcetines en la lavadora; nunca se pierde (aunque a veces es complicado de cojones el recordar dónde se ha dejado). Lo más de lo más, hiberna profundamente sin que nos demos cuenta.

Eufrasio.

cojoiden dijo...

jodo rejodo, don eufrasio, no conocía yo ese arte torero para la palabra escrita que tiene usted. Pues una no es menos, yo ahora sí recuerdo donde dejé olvidada la esperanza: en aquella clínica de moscú... usted ya sabe...

Mela Machaka dijo...

Hace poco, en un foro de cuyo nombre no quiero acordarme, propuse un tema: "La vida es dura, pero si hubieras sabido antes lo que sabes ahora ¿qué dirías?"

El "estudio" concluyó con que la mayoría de gente que se conforma y alegra con lo que ha vivido, y no aceptarían consejos de la abuelita ni de sabios barbiblancos o de libros incombustibles.

En referencia a tu "aportación espontánea", creo una de las razones de no haber hecho ciertas cosas es por no saber sus consecuencias, y cuando digo saber digo a "ciencia cierta".

Y por supuesto, nuestra idiosincrasia humana nos lleva al "efecto Salomón, todo sabio pero también melón".

Terminarás tu libro, estoy seguro.

Salud.

Rosalía dijo...

Muy buena reflexión. Te hago comentario de cada tipo:
Las inconclusas porque no las harías nunca: de estas hay que sentirse orgullosas ya que hay mucha gente que las hace para complacer a los demás y no a sí mismo.
Aquellas cosas que se intentaron pero no se consiguieron: nunca pensaras el que hubiera pasado si... porque pusiste todo tu ser.
Los proyectos aparcados: se empezó pero no era el momento adecuado para terminarlo o necesitábamos una experiencia que todavía no teníamos. Lo importante es ir retomandolos de vez en cuando y nunca rendirse.
Los proyectos que nunca te planteaste: tal vez algún día pasen a alguno de los demás estados

En cuanto al libro, lo terminaras algún día y espero poder leerlo.
Un beso