martes, 24 de febrero de 2009

Deseos

Penélope Cruz ha ganado el Oscar. Los que me conocen saben lo que opino al respecto así que lo omitiré. No es eso de lo que quiero hablar. Sino de los deseos.
Mi camino y el de Penélope han tenido dos puntos en común. El primero fue hace veinte años, cuando yo tenía catorce y ella dieciséis (porque se da el misterioso fenómeno espaciotemporal de que Penélope, habiendo tenido de adolescentes dos años más que yo, ahora tiene mi misma edad). Pe y yo trabajamos juntas en un anuncio publicitario. No estábamos sólo ella y yo, había muchas chicas. Ella aún no había hecho "Jamón jamón", pero ya era conocida en la profesión por el famoso vídeo de "La fuerza del destino" y por ser la novia de Nacho Cano. Durante el rodaje, Pe no dirigió la palabra a las otras chicas e, incluso, exigió un camerino para ella sola, ya que su caché le impedía cambiarse con las demás. Cuando recuerdo esta escena y la comparo con una humildísima Penélope dedicando su Oscar a Alcobendas no puedo evitar sentir cierto resquemor. Algo parecido me recorrió el cuerpo cuando Ánsar (recién elegido presidente por los pelos) se iba a Quintanilla de Onésimo a jugar al dominó... esperemos que la humildad no le evolucione igual a la Cruz, o que Dios nos coja confesados.
El otro momento en común que tengo con nuestra estrella está relacionado con el Puente de Carlos, en Praga (en la foto).
Cuando Pe estaba rodando "La niña de tus ojos" en Praga, esto lo ha contado ella, tocó el famoso puente y pidió sus deseos, más tarde dijo que se le estaban cumpliendo todos (es lógico suponer que el Oscar era uno de ellos). Cuando yo estuve en Praga me acordé de esta tontería y, ni corta ni perezosa, toqué el puente y pedí mi deseo. Mi deseo fue muchísimo menos pretencioso, sólo pedí que el niño que llevaba en la tripa (estaba de seis meses), su padre y yo formásemos siempre una familia tranquila y feliz. En el momento en que yo estaba pidiendo ese deseo el papi de la criatura se estaba cepillando a otra mujer. Mi deseo, obviamente, no se cumplió.
Nada de lo que yo he deseado en la vida se ha cumplido, jamás. Por eso me da miedo desear cosas.
Me da miedo cada vez que tengo ilusión por algo, me da miedo cada vez que él me sonríe y yo deseo que pase algo más, me da miedo cuando miro a mi hijo. Las personas a las que no se nos cumplen nunca los deseos acabamos por no desear, y de no desear acabamos por no vivir en absoluto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Deseos...quiza el error esta en desear. Nos venden sueños, deseos, anhelos, objetivos, futuro, futuro, futuro...lo mas bonito es lo inesperado, lo que no planeas. Quiza porque me hago mayor, quiza porque tampoco se me cumplieron unos cuantos, el caso es que el sentido de la vida esta en esto, en aqui, en mis manos en la tecla, en lo especial de este momento. Es unico porque es mio, porque mi vida solo la vivo yo, y porque no volvera a pasar. Tenemos la cabeza tan ensortijada en pasados y futuros que no nos paramos a respirar, a contemplar. Pasamos de puntillas ante los increibles regalos que otras vidas nos hacen cada dia. Es lo que pasa cuando juntamos nuestros momentos unicos con los de otra persona. Y puede ser con cualquiera, en cualquier lugar. Son tan unicos que da igual el pasado o el futuro. El que mejor lo definio fue Lennon: La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes.
En cuanto a Pe, supongo que habra cambiado desde los 16. Yo mismo era inaguantable a esa edad. No tengo ni idea de como es personalmente, asi que no me posiciono, pero si creo que ha hecho trabajos mejores. Non ti muovere, por ejemplo se merece mas el Oscar. De Vicky, el mejor, para mi, es Bardem. La naturalidad que consigue me abruma. Eso es mas dificil de lo que la gente cree. Lo que pasa es que nos hemos acostumbrado a valorar el trabajo de actores que adelgazan, engordan, las pasan putas, se transforman. Se valora el proceso, no el resultado. Y en este resultado, Pe me chirria a veces. No me la creo.
Por lo demas, excelente relato el tuyo de quiéreme. Te lo compro. Next.

Anónimo dijo...

Me dio bastante pena tu relato. A veces, no muchas pero con cierta constancia, siento un profundo deseo de ser diferentes personas para hacer felices a diferentes personas. Esto me acaba de pasar leyéndote.
Que el padre de tu embrión de seis meses se folle a otra, ni te haga feliz ni esté en sintonía con tus deseos parece bastante apropiado. Pero tenes algo: sabés lo que querés, aunque duela. Se conoce de casos de mujeres y hombres que construyen sobre imposturas y que aceptan negociar su amor en paquete con sus hijos y su hipoteca. Estoy seguro que tu hijo, además de ser la persona indicada para hacer y hacerte feliz, admirará tu intransigencia y la belleza, a veces triste, de tus verdades.

Rosalía dijo...

Tengo un amigo que dice que el truco es no tener expectativas. Yo todavía no comporto su postura, tal vez mas adelante o tal vez nunca... Yo creo que el problema es no ser realista en tus expectativas, es engañarse aunque veas las cosas más o menos claras... Pero ¿sabes? No lo cambio, no cambio SENTIR tanto mis grandes alegrías como mis grandes penas. Con los años nos vamos tranquilizando, pero espero no perder del todo el SENTIR. Yo creo que tu tampoco lo perderás.
Si sufres mucho es pq has puesto mucho de tu parte ti y la vida todavia puede cumplir esos SUEÑOS que no han llegado.
Besos