lunes, 11 de mayo de 2009

Referentes

En la vida encontramos dos tipos de personas que nos sirven de referente. Unas encarnan aquello que nos gusta, que admiramos, que nos gustaría ser. Cuando tenemos que tomar decisiones difíciles procuramos imaginar qué harían ellas. Nos producen alegría, nos reconcilian con nuestra especie y nos provocan el deseo de ser mejores, para parecernos a ellas.
Son personas maravillosas, cuya presencia reconforta siempre el alma. Personas que están ahí, formando parte de nuestra vida, o que han compartido un instante eterno con nosotros. Después desaparecen de nuestro mundo, pero su impronta queda, imborrable, y su recuerdo es como un oasis en medio del desierto de lo cotidiano.
Por desgracia, también está el otro tipo. Personas que encarnan todo aquello que no queremos ser, todo lo que nos repele, lo que odiamos y despreciamos. Cuando tenemos que tomar decisiones difíciles siempre pensamos en lo que harían ellas para hacer justo lo contrario. Nos producen desasosiego, nos hacen sentir vergüenza de ser humanos y nos hacen perder toda esperanza en nuestra especie.
Si creemos en la existencia de un "alma gemela" (alguien con quien armonizamos por completo) también debemos creer en la existencia de un "alma inversa" (alguien que es justo lo contrario que nosotros). Y ambas nos definen, unas por identificación y otras por negación.
Tan importante es tener referentes positivos como referentes negativos. Tener claro lo que no es tan esencial como tener claro lo que sí.
Hay personas a las que es un alivio caerles mal. Además, las antipatías, como las simpatías, suelen ser recíprocas.
Cuando te encuentras con una de tus "almas inversas" notas cómo te repele, te sientes superior a ella, pero, a la vez, notas cómo ella está sintiendo exactamente lo mismo. Y es extraño, porque entonces se produce un punto de unión. Ese desagrado mutuo es lo único en lo que se coincide. Entonces se llega a un acuerdo tácito. Un pacto de no agresión.
La mayoría de las personas preferimos obviar lo que no nos gusta del mundo. Esa es la razón por la que nos juntamos con los que son afines a nosotros. Sin embargo hay gente que tiene una pasión enfermiza con acosar a los que no entran en sus cánones.
Si a mí me gusta copular los primeros viernes de mes, en principio, lo que pretendo es que no me impidan hacerlo. No me importa en absoluto que tú quieras copular, en vez de los viernes, los domingos. Pero los hay que no, los hay que no se conforman con copular ellos cuando les apetece, es que necesitan, además, que todos copulemos cuando a ellos les apetece.
A mí hay actitudes que me repugnan, lo admito. Pero, mientras no sean delictivas, por supuesto, me importa muy poco que otros las lleven a cabo. Me limito a no ser su amiga, a no tener trato personal con ellos. Pongo en práctica el "vive y deja vivir".
Pero esas personas, a veces, no lo consienten. No se conforman con que simplemente las dejes vivir, es que quieren que, además, vivas como ellas o no vivas.
De modo que sólo queda el ponerse chulo y, emulando al protagonista de ciudadano Kane, decirles aquello de:
"¿Sabe lo que yo quiero ser en la vida? Todo lo que usted odia."

8 comentarios:

Giacomino dijo...

Pues yo pienso que lo mejor es alejarse de esos referentes negativos. Sin liarla, pero siendo drásticos. Hay tanta gente que desprende buenas vibraciones en el mundo que para qué perder el tiempo con "amistades" tóxicas...

Saludos desde Barcelona

Anónimo dijo...

Te olvidas de un grupo.
Los que te producen repulsion por ser todo lo contrario a ti, y sin embargo ellos te envidian (aunque nunca lo admitirian, pero eso se nota).

Fdo.
Uno de los anonimos que conoces

cojoiden dijo...

tienes razón anónimo, de hecho es posible que esos que no aceptan el acuerdo tácito de ignorarse mutuamente sean esos que, en el fondo, es que quieren ser como tú

cojoiden dijo...

en cuanto a giacomino, no sé si te has dado cuenta pero estás diciendo exactamente lo mismo que yo...

Anónimo dijo...

No suelo escribir comentarios. Cada entrada es única y personal, producto de infinitas circunstancias. No tengo derecho a influir en el pensamiento del autor... o sí?
Cuando he leído “Referentes” he pensado en las personas y como interaccionan entre si. He pensado en como sabemos que persona nos cautiva y que persona nos repugna. Si Sheldrake está en lo cierto y la mente no es sinónimo de cerebro, sino que se extiende por el mundo que nos rodea, conectándonos con lo que vemos, entonces significa que nuestra mente interacciona con la mente del individuo al que admiramos y que no es miscible con la del individuo que nos produce repulsión. Esta posible concepción de la mente extendida, sería una buena explicación a esos llamados “referentes”. Pero no sólo eso, porque si hacemos caso al hecho de que todos los pensamientos compartidos, están sujetos a selección natural y que cuando una persona decide hacer algo, proyecta su intención hacia su objetivo, afectando el futuro; podremos pensar que aquellas personas más destacadas por sus virtudes humanas (referentes), afectarán más a su entorno, que aquellos menos afortunados (no referentes).
“El mundo es un complicado tejido de acontecimientos, en el que toda suerte de conexiones se alternan, se superponen o se combinan, y así determinan la textura del conjunto” es lo que decía Heisenberg.
Sería bonito pensar, que el futuro nos depara un incremento en el número de “almas gemelas” en detrimento de “almas inversas”, en el sentido de personas capaces de ser referentes de otras. Y no hablo en contra de la diversidad, sino a favor del desarrollo humano. Siempre es más agradable que te enseñen las cosas buenas, para seguir un determinado camino; a que te enseñen las cosas malas, para que no sigas por ahí... es cuestión de motivación.
De una forma u otra, te deseo una feliz “textura del conjunto”.
Un anónimo gemelo.

cojoiden dijo...

anónimo gemelo, no es tan fácil, tiene que haber de todo, porque piensa en que la misma persona puede ser un referente maravilloso para unos y un referente horrible para otros. Y ¿quién decide? es una cuestión estrictamente personal. Por eso hablo del pacto de no agresión, deberíamos quedarnos con los referentes positivos y obviar los negativos, eso es lo que he tratado de defender en mi post. El problema es que los referentes negativos no siempre aceptan ser obviados y se te imponen.
Estoy en total desacuerdo con eso de que las personas con más virtudes afectan más a su entorno, ojalá fuera así... pero tu carácter es producto de la influencia tanto de quien te ha tratado bien como de quien te ha tradado mal, no lo olvides.

Anónimo dijo...

Me gustan muchas de las cosas que pensas y como las escribis. Estoy "casi" de acuerdo en este caso. Creo que soy menos tolerante que vos, por temporadas será una virtud, por temporadas será un defecto.
Muchos referentes dañinos se merecen, incluso necesitan, una, dos o muchas hostias. Coincido con lo de rodearse cotidianamente de buenos referentes, pero lo combino con combatir a los dañinos, según vayan asomando.
" Es por eso que es soldado y es amante, es por eso que es madera y es metal, es por eso que lo mismo siembra rosas que razones de banderas y arsenal".

La pasividad de la gente justa y respetuosa desmaleza el camino a mucho hijoputas, que generalmente como indicas son más agresivos y no tienen tantos remilgos. Creo que la injusticia, la falta de respeto, la chulería innecesaria no son actitudes que puedan pasarse por alto. Si no se reacciona ante ellas, se extienden. No sé si este "justicierismo" sui generis tiene socialmente alguna importancia, pero si es que no por lo menos lo deja muy a gustito a uno con la ficción de que es que sí.
Supongo que puede acusarseme de fundamentalista pero mantengo que hay valores superiores a otros. No todo es lo mismo y no todo se merece el mismo respeto y la misma paciencia. Es poco guay pero de toda la vida al cabrón que maltrata o humilla a otro en virtud de algúna ficción de jerarquía, poder o rango, se le da dos hostias o se lo cuelga de la plaza, dependiendo el grado, claro. Que suena feo? Que no es posmoderno?. Que le vamos a hacer...

Y hablando de referentes, me llamó la atención una de las frases que tenes. " La injusticia antes que el desorden" de Goethe. Vaya por delante el rabioso reconocimiento de que Goethe molaba mucho más que yo, hasta su perro molaba más que yo. Quizás yo haga algunas cosas mejor que él, o sepa cosas que él no sabía, como consuelo lo digo, porque lo claro para todos, quizás con la excepción de mis hijas, es que molaba más. Eso sí, molar más no da patente de corso, digo yo. Deconocía la dinámica de los blogs, y salvo por alguna diatriba desaforada que largué una o dos veces en algún infesto foro del ABC no tengo tendencia a involucrarme virtualmente. Sin embargo llevo tres días leyéndote, te respeto intelectualmente, valoro lo que haces, por eso me intriga saber que rescatás de esa frase. Me intriga de verdad. Quizás suene a cuestionamiento desubicado, pero espero que no te lo tomes así: la realidad es que intento comprender sinceramente que es lo que te ha impresionado de esa frase.
Saludos.

Rosalía dijo...

Hola:
Ya he llegado al tema de los referentes.
Desde luego, es necesario tener los dos tipos de referentes, tu ideal y aquello que nunca querrás ser.
En mi caso, yo diría, que he llegado a conocer a una persona que es a la vez un referente positivo y negativo. Alguien que puede enseñarte lo mejor de si mismo y tb lo peor.Alguien de quien debes quedarte con los buenos consejos y eliminar las acciones incorrectas... No te recomiendo encontrar nunca a ese alguien, te aseguro que te puede volver loco por la dualidad!!!
Pero al final la vida está llena de grises...
Besos