jueves, 12 de marzo de 2009

Drogas legales y baratas, o no



Quiero reír. Ay no, quiero llorar.
Me siento una diosa. Ay no, me siento una cucaracha.
Tengo ganas de comer chocolate. Ay no, no puedo comer nada, ahora tengo náuseas.
Quiero hacer el amor, eso sí, todo el tiempo.
La vida es maravillosa, voy dando saltitos como Heidi por las praderas. Al minuto siguiente me pongo a gritarle al primero que se me acerque.
Estoy como una regadera, parezco un cartel luminoso de neón.
No me he vuelto loca, ni estoy drogada. O quizá sí. La dopamina inunda mi enamorado cerebro, aunque ahora matase a catorce, escuchase a Bisbal o votase al PP estaría justificado.
Menos mal que sus efectos, como los de todas las drogas, son transitorios. Además, se puede hacer trampa. ¿Qué contrarresta los efectos de la dopamina? La serotonina. El truco está en subir los niveles de serotonina. Y eso, me preguntarán, ¿cómo se hace?
Ciertos alimentos suben la serotonina en el cerebro: los lácteos, la leche de soja, el queso y, cómo no, el chocolate. Pero lo más efectivo e inmediato es el deporte. Descubrirlo cambió mi vida amorosa definitivamente. Después de una buena sesión de saltos en el gimnasio el riesgo de mandar mensajitos romanticoides desciende considerablemente.
Ahora que tengo las claves de la neurociencia en mi mano no volveré a dejarme dominar por tan absurdo proceso mental.
Lo malo es cuando llega ÉL y con una sola mirada de sus ojos, verdes e inmensos, me descontrola otra vez toda la química cerebral...


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante el articulo, muchos saludos desde Colombia!

Anónimo dijo...

Buen post, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)

cojoiden dijo...

anónimo primero, espero verle más por aquí.
anónimo segundo, vamos, le animo a que me diga usted en qué no está de acuerdo, siempre es enriquecedor.
en cualquier caso, bienvenidos los dos (algo me dice que ambos son nuevos)