viernes, 13 de marzo de 2009

Papis divorciados



Nuevos tiempos traen nuevas especies y, de cuantas campan por nuestro mundo actualmente, una particularmente entrañable es la de los papis divorciados (entiéndase papis y mamis para aquellos que no distinguen la gramática de la política).
Me dio por pensarlo el otro día, mientras me apretaba un gin tonic con mi primo en el salón de su casa. En la habitación contigua nuestros respectivos hijos ya dormían. Habíamos pasado la tarde dedicados a ellos y en ese momento nos contábamos nuestras mutuas andanzas y cruzábamos consejos varios.
En esto me llegó un mensaje al móvil, muy, muy bonito, de otro papi divorciado que también estaba cuidando de su hija esa noche. Su niña es monísima, como todo lo que tiene él (empezando por su propia anatomía).
De repente la situación se me hizo muy graciosa. Allí estábamos, tres personas ya mayorcitas, respetables padres y madres de familia, haciendo tontunas más propias de un adolescente con acné. Y es que ya lo decía Jardiel Poncela, cuando uno se enamora a los quince años llora, se pone insoportable y hace tonterías, mientras que cuando uno se enamora a los cincuenta hace tonterías, se pone insoportable y llora...
Los papis divorciados hacemos virguerías con nuestro tiempo y nuestra energía: de seis a siete, juego con el niño, de siete a ocho le baño y le doy la cena, de ocho a nueve me meto en la cama con él para que se duerma, de nueve a diez me transformo en un pivón y me voy a pasar la noche con mi amor... hasta las 7 de la mañana, que tengo que estar allí cuando mi niño se despierte, y ver los dibujos con él y llevarle al parque... Pero no me importa no haber dormido, porque, al venir rebosante de felicidad, tengo más ganas de jugar con él.
Ay los papis divorciados... hacemos planes con niños y sin niños, nos contamos nuestras conquistas en el parque mientras ellos se deslizan por el tobogán. Y cuando las cosas salen mal no nos importa, porque volvemos a casa y nos abrazamos a nuestro verdadero y único amor y todo lo demás es superfluo.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado este post.
Yo no soy padre pero me parece un meritazo cuidar y educar a un niño y encontrar tiempo para uno mismo.

Ten un fin de semana genial!

:)

cojoiden dijo...

ay gracias david, que sepas que te hice caso, he tenido un finde....

Anónimo dijo...

Razón tienes cuando hablas de la multipartición que experimentamos los "papis" cuando atendemos las necesidades educativas, emocionales y de ocio de nuestros peques, a la vez que las nuestras propias....
Pero también he sentido una honda tristeza por no poder estar dentro del grupo de los que abrazan a su único y verdadero amor cuando regresan a su casa.
Perdona, pero es que hoy estoy tremendamente negativo...llevo un día aciago.Besos