jueves, 4 de septiembre de 2008

Perspectiva

Todo es cuestión de perspectiva. Lo saben los pintores, lo sabía Ortega y lo saben los hermanos Lapiedra.
Yo también lo sé, pero a veces se me olvida y, radical como soy, tiendo a erradicar el gris de la escala cromática.
Se me olvida y entonces la vida, sabia, siempre sabia, me lo recuerda de golpe.
De los muchos horrores del mundo moderno (algún día dedicaré un rato a hablar de ellos) uno que me espanta especialmente es el fenómeno de los tonos, politonos, sonitonos, videotonos y pollasenvinagretonos con los que nos bombardean constantemente: un villancico personalizado en Navidad, un paleto que te avisa de que te llaman... De todo ha habido, incluso el pedorrap (esto ha existido de verdad, no es hipérbole).
Pero para mí lo más espeluznante era un conejo llamado "Snuffi" que cantaba con voz harto desagradable algo así: "Te daré muchos mimitos, serás tú mi peluchito".
Cada vez que lo veía yo rezaba internamente una jaculatoria, porque estaba convencida de que tal engendro no podía menos que provenir de las fuerzas más oscuras del satanismo más feroz. Además, me preguntaba estupefacta qué tipo de cefalópodo podría gastarse los duros en descargarse tal infamia y llevarla en el móvil.
Pero un día llegó la vida y me pegó una colleja de antología, como siempre que me paso de listilla...
Estaba yo viendo la tele con mi hijito de tres años cuando apareció el indeseable personajillo con la murga de los mimitos, mi hijito sonrió, señaló a la pantalla y dijo "mira mami, Snuffi". Resultaba que a mi hijo le gustaba aquel esperpento, le gustaba tanto como para que su visión le arrancara una sonrisa, tanto como para que quisiese compartirlo conmigo. Aquella cosa que a mí me enervaba, que me parecía tan deplorable, resultaba ser una ricura a los ojos de mi ricura.
¿Cómo iba yo ahora a odiar al bichejo si a mi hijo le encantaba? Ya no era un engendro de Belcebú, era un brillo en los ojos de mi niño, era un "mira mami, Snuffi".
Tristán me regaló a Snuffi aquel día, cambió la sensación de desagrado que sentía cada vez que ponían el anuncio por la de dulce ternura que me embarga ahora cuando lo veo y vuelve a mi mente la sonrisa de mi hijo.
Ortega se me apareció entonces y me dijo riendo "Pero si ya lo sabías, tontita, lo sabías desde C.O.U: todo es cuestión de punto de vista y perspectiva". Y es verdad, lo sabía, lo sé ahora, cuando cada noche le canto a Tristán antes de dormir eso de "serás tú mi peluchito"...

2 comentarios:

Dav. dijo...

Si al final todo es según el cristal con que se mira...

Con lo mono que es el Snuffi ese...

Daniel Hermosel Murcia dijo...

Buneo que le guste a tu niño es hasta lógico, pero no sé qué le ven manadas y manadas de mujeres "hechas y derechas" a semejante bicho...