miércoles, 2 de septiembre de 2009

Al ladrón

Me voy ahora mismo a comisaría a poner una denuncia. No me había dado cuenta pero me están robando. Me están robando los años, poco a poco, de forma muy sutil, pero yo tenía mucha vida y cada vez tengo menos. ¿Dónde está la que me falta? ¿Quién se la ha llevado?
Qué detengan ahora mismo a ese ladrón que actúa impunemente y con alevosía, dejándonos sin sueños ni esperanzas. Ya que está que se lleve también los recuerdos, que se lleve la nostalgia. Que se lleve el nudo de angustia y la desesperación...
Al ladrón, que lo lleven preso, que me diga qué ha hecho con todos estos años, con todas estas ilusiones, con la ingenuidad.
Al ladrón, no hay derecho a apropiarse así de lo ajeno, del corazón, de las ganas de vivir, de los proyectos, del futuro.
Parece que fue ayer, yo todavía creía en los príncipes de ojos verdes, que los polis eran los buenos, que había una oportunidad...
Al ladrón, decidle que venga y que se lleve también las palabras de amor de los charlatanes baratos que recitan poemas de Neruda y te llevan a ver puestas de sol, que se lleve las lágrimas de cocodrilo de los chicos sensibles, que se me lleve a mí, de una vez por todas.
Al ladrón...

2 comentarios:

Simón dijo...

Lo malo es que en la comisaría no te iban a hacer demasiado caso... a no ser que fueras a una comisaría de la "Policía del Karma" (gran canción de Radiohead, por cierto...) http://www.youtube.com/watch?v=5LeLAELIxKY

Juan dijo...

En la peli que vi yo el tiempo era el madero paciente, irónico e infalible y todos los que estamos vivos, ladrones de bicicletas. Y aunque nos dediquemos a financiar toda la vida la compra de consuelos perecederos y veleidosos, alguna vez actuamos recordando que somos ladrones de instantes eternos, y de absolutos, y de astros fugaces. Y al final, cuando resulta que nos enchironan a todos en el mismo patio, nada puede sustraernos de haber intentado un día el robo del siglo, el asalto al tren blindado, el expolio de la isla del tesoro.
No apartes de vos tus más altas esperanzas, son las que te ennoblecen.