viernes, 3 de diciembre de 2010

Olvido

Hay una película de Jim Carrey (no es una comedia) cuyo título original es "Eternal sunshine of the spotless mind" ("Eterno resplandor de una mente sin recuerdos"). En España la titularon "Olvídate de mí", y en Alemania"Vergisse mich nicht" ("No te olvides de mí"). Esta diferencia es mucho más significativa de lo que pueda parecer a priori. Pero esa es otra historia.

En esta película (atención atención, aviso a navegantes, quien no la haya visto y la quiera ver que deje de leer) existe una clínica donde te borran de la mente el recuerdo que tú elijas. Desde que la vi estoy ahorrando para cuando abran una aquí en Madrid.

Yo siempre he soñado con la amputación de los recuerdos.

Esta buena memoria que Dios/la naturaleza/la genética me ha dado estaba muy bien en el cole para aprobar exámenes de un día para otro, pero para vivir es una puta mierda (para qué nos vamos a andar con eufemismos). Especialmente si está combinada con una nostalgia enfermiza, como es mi caso.

Borrar el disco duro, como si fueras un ordenador, sería maravilloso. Y empezar de nuevo. Sería como un suicidio con billete de vuelta. El sueño de mi vida.

Podrán argumentar en mi contra, y es una buena argumentación, que al borrar el disco duro se borran también los buenos recuerdos, pero cuando el balance es negativo creo que merece la pena. Si para conservar un buen recuerdo hay que soportar cincuenta malos el negocio no compensa. Como decía mi abuela "se perdona el bollo por el coscorrón".

Olvido... cuántas horas he invertido persiguiéndolo. Sin éxito, obviamente, porque nada fija mejor un recuerdo en nuestra memoria que el deseo de olvidarlo.

Y además, aun en el caso de que la mente llegue a olvidar, el cuerpo siempre recuerda.

4 comentarios:

Melamachaka dijo...

Querida Miss Cojo, iba a postear cosas insufribles, como siempre, pero al empezar a escribir este comentario me olvidé de todo al leer "Te deseo lo mismo que tú a mí".

Después de un breve bloqueo intestinal, solucionado con breves e interrumpidas flatulencias, sólo se me ocurre decir que: la quiero, pero no coma repollo nitrogenado a partir de los 40.

Ya estuvimos escribiendo sobre su disco duro, pero como no me hace NPC pues sigue todo igual.

cojoiden dijo...

Usted ya sabe, ángel mío, que mi hardware viene con un defecto de fábrica y hay poco que yo pueda hacer al respecto. De todas formas si mi disco duro no tuviese esos problemillas yo no sería quien soy ni escribiría como escribo...
Y usted, desde luego, no me querría

Anónimo dijo...

Tienes razón, si no escribieras como lo haces no estaríamos pendientes de tus nuevas aportaciones. ¿De quereres hablas? Nunca lo había pensado, pero si es cierto que siento/sentimos una gran afinidad por ti y de ahí al querer...pero no pienses en tonterías, mi cariño sería de abuelo...seguro que te doblo la edad...por lo menos. No cambies, espero tus escritos impaciente. JM.

Melamachaka dijo...

Oiga J.M.,con mis sinceros respetos, yo no siento cosas tan ancestrales como usted. Lo que pasa es que soy raro y me imagino que detrás de Miss Cojo está Mister Cojones; vestido de cuero negro a juego con el pelo, con suspensorios de talla XXL, "Blutuf" para buscar morenitos y salchichas envenenadas para teutones rabiosos. ¡Como me pone!.

Sí J.M., usted se encuentra en el mundo de los cojoidianos. Nadie ha podido olvidar nada desde que ha pasado por este blog; previene las demencias.

¡Hmmm...!¿Qué tal tiene el azucar?.