jueves, 3 de abril de 2008

Quiero ser como House


Admitámoslo, a todos nos gusta House. Nos encanta lo borde y cruel que es y nos causa admiración el hecho de que no se corte ante nada ni nadie. Hay incluso mucho imbécil, porque no se les puede considerar de otra manera, que se jacta de ser como él y va soltando groserías e insensateces a diestro y siniestro. Claro que estos avicáncanos no producen el mismo efecto que él porque, por lo menos, el doctor luego es brillante y te salva la vida, pero los cantamañanas que lo imitan encima son mediocres y carentes de interés, lo cual constituye un crimen aún peor. Ser como House es como hacer un trío con tu novi@ y su mejor amig@: algo con lo que todo el mundo fantasea alguna vez pero cuya puesta en práctica no es aconsejable.
A todos nos divierte House porque lo vemos en la tele y, sobre todo, porque nunca somos el blanco de sus iras. Pero, parémonos a reflexionar un momento, ¿qué pasa cuando conocemos a un House de verdad? Pongámonos en la situación: nuestro hijo se está muriendo de algo chungo y viene el médico y nos suelta una "housada", el noventa y nueve coma nueve por ciento de los mortales le calza dos hostias al galeno sin ponerse colorado.
Admiramos a House por cómo trata a su jefa y nos gustaría hacer lo mismo con el nuestro. Pero luego, cuando lo tenemos delante, sólo podemos tragarnos nuestro orgullo y luego ponerlo a parir con el resto de empleados, tal y como mandan los códigos de lo políticamente correcto.
Y en el caso de que tengamos subordinados no es nada recomendable que les hagamos los comentarios que hace este tío, si no queremos enfrentarnos a una demanda por mobing (ese bonito anglicismo que en español siempre se dijo "estoy hasta los cojones de mi jefe")
House incluso nos pone, para qué lo vamos a negar, con ese rollo torturado y antihéroe. Las tías soñamos con traspasar su coraza y llegar a su, sin duda, tierno y sensible corazón. Sin embargo, y esto lo digo por amarga y dolorosa experiencia, liarse con un House en el mundo real no es nada divertido ni romántico.
En la serie de House deberían poner un cartelito como el de los anuncios de coches: "Simulación rodada por especialistas, no intente hacerlo en casa".
Para terminar diré que si a alguien se le ha ocurrido pensar que veo demasiadas series de televisión se puede ir tranquilamente a la mierda. Y que conste que lo digo sin acritud.

3 comentarios:

intoku dijo...

Estaba escribiendo sobre este tema precisamente en el momento en el que he recibido via email el aviso de tu comentario en la entrada de mi blog "Por fin has legado", asombroso!!!

Anónimo dijo...

A mi lo que me gustaría saber es cuantas veces vais a escribir este post..... y el de grissom.... y el de Horatio.....

cojoiden dijo...

la ventaja de los blogs es que no tienes obligación de leerlos si no te gustan, supongo que tú sólo hablarás de kant y su crítica de la razón pura...